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Calvo Sotelo: "El humor de Garrigues era no conformismo"

«Lo que más recuerdo de Joaquín es su manera de estar dispuesto: en primer término, a la coalición (UCD), a la suma de su partido con otros partidos afines, seguro de que la unión hace la fuerza y sin preguntarse, como algunos se preguntan hoy, pero la fuerza, ¿de quién?», manifestó el presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, en el transcurso de un homenaje a Joaquín Garrigues Walker, celebrado ayer en el Ateneo madrileño, con motivo de cumplirse el primer aniversario de su muerte.

En el homenaje participaron, además del presidente del Gobierno, Fernando Chueca Goitia, presidente de la comisión gestora del Ateneo, el diputado socialista Javier Solana, José María de Areilza y Francisco Fernández Ordóñez, ministro de Justicia. Asimismo asistieron al acto el secretario general del PSOE, Felipe González, Carlos Solchaga y diferentes personalidades de la vida política y cultural.El presidente del Gobierno, que manifestó su intención de «no hablar por esta vez de política», consideró que Joaquín Garrigues era y hacía humor», que «fue en el también, y acaso ante todo, un no conformista». «A veces se sentía como perdido en un mundo hostil. Y ese era el precio de su libertad, de su verdadera libertad, de su libertad para decir la verdad». Más adelante, Leopoldo Calvo Sotelo se refirió a que «el partido que tan decisivamente contribuyó a formar» tiene en estos momentos mucho que aprender del líder liberal, «de su conciencia de la propia personalidad; de su no conformismo; de su libertad comprometida y, ¿por qué no?, también de su sentido del humor».

El diputado socialista Javier Solana manifestó que «desde la otra orilla, me sumo al homenaje a un hombre bueno, que hizo muchas cosas y que hubiera hecho muchas más si se le hubiera rodeado en vida del cariño que se le brinda ya muerto».

José María de Areilza consideró que la muerte de Garrigues significó la «frustración de una gran esperanza», para terminar afirmando que el homenajeado supo entender muy pronto que la instaurada democracia no tenía otra forma de consolidarse que la de «profundizar en sus propias coordenadas». El ministro de Justicia sostuvo que Garrigues «no podía ser un conservador porque la Iibertad no sólo se conversa».

Antonio Garrigues, hermano del homenajeado, manifestó a EL PAIS que «este es el acto que hubiera gustado a Joaquín».

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