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Entrevista:

Carrillo: "Los que no respeten los acuerdos del X Congreso serán expulsados del partido"

Pregunta. Vaya un congreso movido se le presenta a usted este año...Respuesta. Si, bueno, pero no es la oposición que pueda tener yo lo que más me preocupa. Para mí hay algo mucho peor, y es que, teniendo en cuenta lo frágil que es todavía la democracia española, el que los partidos demos una imagen interna de luchas por el poder nos hace correr el riesgo de que la opinión pública crea que el sistema de partidos no sirve, y, por tanto, la democracia no sirve. Porque, claro, no es lo mismo que estas cosas ocurran en Europa, donde allí se aceptan estas cosas como algo normal en el sistema, pero aquí, en España, con la gente acostumbrada al partido único de los cuarenta años, eso no está tan claro. Hemos logrado un buen equilibrio al basar la vida política sobre cuatro grandes partidos estatales y dos nacionalistas, y si ahora volvemos otra vez a la multiplicidad de partido y partiditos, entramos en una dinámica desestabilizadora. Creo que durante un tiempo, mientras la democracia se consolida, debería haber más colas de león y menos cabezas de ratón.

P. Cuando habla de esa multiplicidad de partidos ¿está pensando realmente en que el PCE se puede romper en este congreso?

R. Hombre, ese peligro existe siempre. Eso es evidente, no hay más que tomar el ejemplo de Cataluña. Allí en cuanto se ha creado una plataforma han terminado a bofetadas. Esa dinámica conduce siempre al desgarro y, por tanto, a la ruptura.

P. Pero, en el PCE ¿están las cosas ahora hasta ese punto de desgarramiento, como usted dice?

R. No creo. Ruptura, entendiendo por esta palabra el abandono de un sector del partido, creo que no la va a haber. Ahora bien, es muy posible que se creen situaciones personales incómodas tras el congreso, que originen situaciones conflictivas.

P. ¿Y esos conflictos podrían zanjarse con expulsiones?

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R. Bueno, en Cataluña el comité ejecutivo ha propuesto la expulsión de nueve personas por agredir al diputado Solé Tura. Esto son medidas necesarias, y si hay cosas así en otros sitios, pues también habrá que tomar medidas administrativas.

P. ¿Usted cree que el X Congreso también va a terminar a bofetadas?

R. No, no creo que se llegue a tanto. Pero si ocurriera, pues haríamos lo mismo que en Cataluña, y si hay disciplina hacia los acuerdos del congreso no habrá medidas administrativas. Votar en favor de las corrientes no es romper la disciplina, pero seguir insistiendo en ese tema si el congreso aprueba otra cosa, ya la cosa cambia.

P. Entonces, si la mayoría del congreso no acepta la existencia de corrientes de opinión, pero luego las minorías siguen demandándolas, ¿se llegarían a producir expulsiones?

R. Por supuesto. Los que no acaten los acuerdos del congreso no podrán seguir en el partido.

P. Esa oposición que se ha desatado en torno a usted parece responder más a un descontento generalizado que a una alternativa política distinta a la que usted mantiene. ¿Por qué está la gente descontenta en el PCE?

R. Es que la transición política ha dejado descontentos a muchos. Efectivamente, no se cuestionan contenidos políticos en el PCE. Ni siquiera los dogmáticos tienen una alternativa propia, pero es que para que no hubiese habido ese descontento nuestro partido tendría que haber tenido tantos diputados como tiene el PSOE. Yo comprendo el drama de algunas personas de nuestro partido durante la transición: ellos, que se han partido la cara luchando contra el fascismo, no están en el Parlamento, mientras sus propios compañeros de curso, que se pasaron toda la clandestinidad sin dar ni golpe, pues resulta que ahora son diputados socialistas. En fin, es una situación que yo lamento muchísimo, pero el PCE es lo que es, y nuestro progreso va a ser lento, no nos equivoquemos.

P. ¿Y en el PSOE están esperando a esos descontentos que no han podido ser diputados?

R. Ah, eso no lo sé. En todo caso, no creo que se vaya a ningún sector comunista. Tal vez alguien, individualmente.

R. Sí, porque hay una corriente que quiere representar a un sector de la sociedad, y de hecho es el reflejo de un sector social determinado, de capas medias. Los de esa corriente serán comunistas, yo no lo niego, pero sus concepciones políticas están condicionadas por el medio social en que viven. Ustedes, los periodistas, han hablado de los resultados de la votación en que se aprobaron las corrientes de opinión en la conferencia de Madrid, pero no se han dado cuenta de que en esa misma votación faltaba el 20% de los delegados.

P. ¿Y dónde estaban?

R. En su casa, durmiendo. Porque estar dos noches de debate y plantear esta votación el domingo, a las tres de la madrugada, ya me dirá. Si un obrero tiene que estar a las siete en la fábrica, a cuento de qué iba el pobre a aguantar también esa noche sin pegar ojo. Yo no entro en si la prolongación de los debates fue casual o no lo fue, pero eso es un hecho cierto, y lo digo porque puede ser indicativo de esa representación sociológica de la que hablaba antes.

P. Hay profesionales y eurocomunistas renovadores que se quejan de que usted los utilizó durante las elecciones municipales para ver si así se atraía el voto de las capas medias y, como ese voto ha ido a parar al PSOE, ahora parece que los ha abandonado, que no le interesan.

R. No, qué va. Eso no es cierto. Y la prueba es que yo no intervine para nada en la composición de las listas electorales. Si esa gente que se queja es de Madrid, por ejemplo, aquí podría yo decirles que esa lista fue confeccionada exclusivamente por Tamames y ratificada por el Comité Central. Ahí Tamames metió a quien quiso y nunca se les ha molestado en su trabajo. Además, si creen que ya no interesan al partido están muy equivocados, entre otras cosas, porque yo nunca he pensado que no vuelvan a ser candidatos en las próximas elecciones. Mire sino el caso de Eduardo Mangada (uno de los eurocomunistas renovadores). Cuando Tamames se fue y dejó el puesto vacío en el Ayuntamiento, fui yo quien intervine para que el arquitecto Mangada ocupase su lugar.

P. Usted, señor Carrillo, dice que en este congreso se van a renovar cosas. ¿Qué es, en concreto, lo que va a cambiar?

R. En primer lugar, al reducir el Comité Central en 61 personas, ahí va a haber una renovación de personas. Se va a abrir una puerta para que entren personas jóvenes, y ello, inevitablemente, implicará la salida de otros más veteranos, aunque la cosa no va necesariamente de edades. Además, es curioso que se tenga la imagen de un PCE gerontocrático, porque quitándonos a Simón y a mí, los demás portavoces del partido son gente joven: Solé Tura, Tamames cuando estaba, Pérez Royo, Curiel, Nicolás Sartorius y otros. Pero también se va a cambiar el sistema de trabajo. Ahora hay demasiadas comisiones y se van a reducir a cuatro o cinco grandes áreas, una de las cuales estará exclusivamente dedicada a la organización del trabajo de las agrupaciones.

P. El mal funcionamiento de las agrupaciones de base ha sido señalado tanto por usted como por sus oponentes como el principal error cometido en su partido desde el IX Congreso. ¿Qué repercusiones ha tenido?

R. La primera consecuencia de este error ha sido la desafiliación. Hay muchos camaradas que continúan aún con el carné de 1978, y no porque se hayan alejado del partido, sino porque en las agrupaciones nadie se ha encargado de renovárselos. También ha ocurrido que las bases no se enteraban muy bien de lo que se hacía en el partido por arriba, porque, dado el nivel cultural de nuestro país, la mejor información es la oral, y claro, como no disponemos de televisión propia, pues tenía que haber ido un camarada nuestro a las agrupaciones a explicarle a la gente el porqué de esta decisión política o el porqué de esta otra. Y debatir los temas con la gente, para que pudieran haber sugerido temas, preocupaciones. Se ha ido, sí, pero una vez al año a lo mejor, y claro ... A partir de ahora todo esto va a cambiar. Va a haber muchísima más interrelación entre las bases y los de arriba.

P. ¿Y por qué no intentó arreglarlo antes?

R. Yo ya hace tiempo que me di cuenta, y planteé, por ejemplo, que se hiciera una encuesta minuciosa para comprobar los verdaderos motivos de la afiliación, pero yo no mando, a pesar de lo que los periodistas creen, y aunque yo he insistido, no me han hecho caso.

P. Pero, señor Carrillo, que usted insista para que se haga una cosa que considera fundamental en su partido, y que nadie le haga caso, no sé si la gente se lo va a creer.

R. Pues es verdad. Yo comprendo que les cueste creerlo, porque ustedes tienen la idea de que yo aquí aprieto un botón y todo el mundo firmes. Pues no, no es así. Aquí somos pocos y además sobrecargados de trabajo, y yo digo una cosa, pero por unas razones o por otras no se hace.

Renovadores con tics estalinistas

P. ¿El actual PCE conserva todavía tics estalinistas?R. Hombre, sí, claro que quedan tics, pero lo notable del caso es que se dan rasgos estalinistas no solamente entre los dogmáticos, sino en los que se llaman renovadores, pues ha habido agrupaciones en Madrid donde las votaciones han sido un 40% de eurocomunistas y un 51 % de renovadores, y, sin embargo, no pudo venir a la Conferencia ni un sólo delegado eurocomunista. Eso es estalinismo.

P. Da la sensación de que el PCE va a acentuar su carácter de clase obrera, tal vez para delimitar espacios electorales.

R. No, esa es una impresión equivocada. En la conferencia de Madrid no habría ni un 30% de delegados obreros, aunque haya entre un 80% y un 85% de obreros en nuestras bases. En la secretaría de Madrid, por ejemplo, ha salido un obrero panadero (Simón Sánchez Montero) y ha entrado un ingeniero físico (Adolfo Piñedo).

P. ¿Quiénes son realmente los votantes del PCE?

R. Los trabajadores, una parte de los intelectuales y las capas medias modestas.

P. En el PSOE podrían contestar lo mismo a esta pregunta.

R. Sí, pero con la diferencia de que el PSOE tiene una franja más a la derecha que yo no tengo. Yo creo que el PSOE puede desempeñar un gran papel en la transformación de la sociedad española, pero si a su lado no hay un partido comunista verdaderamente fuerte, el PSOE no hará transformaciones socialistas.

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