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Mundial-82

China busca entrenador en Italia

Juan Arias

China espera calificarse para el mundial de fútbol de España. Y para lograrlo ha pedido a Italia un entrenador. Le ofrece unos seis mil dólares, y, en seguida, en el mundo futbolístico italiano se ha armado polvareda.La noticia se ha sabido porque los días pasados apareció en un diario de deportes del Norte un anuncio publicitario que decía: «Hemos sido encargados de seleccionar un entrenador de fútbol para el equipo nacional de la República Popular China». Y seguían las condiciones que los chinos habían puesto para poder gastarse sin sentidos de culpa millones: «Máxima seriedad, habilitación para primera categoría, fuertes motivaciones de realización en campo internacional, disponibilidad inmediata para un período de seis a doce meses, haber entrenado un equipo profesional en Italia, poseer experiencias internacionales, conocimiento por lo menos elemental de la lengua inglesa».

Con un entrenador que posea todas estas dotes, China piensa poder eliminar a Kuwait, Arabia Saudí y Nueva Zelanda. La pregunta que se hacen todos es por qué China ha pensado en Italia, cuando precisamente el fútbol de este país está en crisis y zarandeado por toda una serie de escándalos.

Siete técnicos aspiran a la plaza

Pero China no sería China, dicen aquí, si no fuera paradójica y enigmática. Aristóteles y su lógica no se conocen en el gran país de mil millones de habitantes. Hasta ahora han sido ya siete los entrenadores italianos que se consideran preparados y que han respondido al anuncio positivamente. Los tres más papables son Ettore Trevisan, Enea Massiero y Glanni Invernizzini. El primero llevó la nacional de Haiti al mundial de Alemania, y después dirigió al equipo de Honduras. Los otros dos están actualmente en el staff técnico del Inter.

Aquí se afirma que seis millones no los gana ni Enzo Bearzot, el entrenador de la nacional. Los chinos le ofrecen, además, casa, coche e intérprete.

Lello Antoniotti, profesor de técnica de fútbol y jefe instructor de los entrenadores italianos, acaba de regresar de China. Durante tres semanas dio en Pekín un curso de perfeccionamiento a los cuarenta mejores entrenadores chinos: «Ha sido», dijo al llegar, «una experiencia interesante. Es gente muy seria y con deseo de aprender», y añade que el entrenador que irá a China debe saber desde ahora que no encontrará Vía Veneto. «La vida es dura, dice, pero creo que los sacrificios serán recompensados por la satisfacción de trabajar en un ambiente sereno y serísimo». Y los entrenadores italianos añaden: «Y con el aliciente de los seis millones».

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