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Reagan, dispuesto a no ceder ante sus aliados en Ottawa

A pesar de la ola de críticas europeas por la estrategia de altos tipos de interés bancario como arma monetaria para reducir la inflación, Estados Unidos no cederá en la cumbre de las siete primeras potencias industrializadas del bloque occidental, que comenzará en Ottawa (Canadá) el próximo domingo.Los consejeros del presidente norteamericano Ronald Reagan han preparado minuciosamente el informe que el presidente de EE UU deberá exponer y defender frente a europeos y japoneses. Siguiendo una política monetarista para reducir la inflación interna, Estados Unidos sostiene tipos de interés bancarios del orden del 20,5%, penalizando las economías de Europa occidental por la emigración de capitales hacia bancos americanos.

«Son las reglas del mercado monetario, basado en la oferta y la demanda», dicen los consejeros económicos del presidente. Promete, al mismo tiempo, que los frutos del programa económico de la Administración Reagan contribuirán próximamente en la reducción de los tipos de interés bancario.

Reagan explicará a sus homólogos de Canadá, Francia, Reino Unido, Alemania, Italia y Japón los pormenores del plan económico de la nueva Administración americana. Programa que Reagan ha conseguido promover, con la aceptación de los recortes presupuestarios para el presupuesto de 1981 y la casi segura aprobación, con ligeras modificaciones, por parte del Congreso, de la política de reducción de impuestos.

La política exterior económica del presidente Reagan no es, en realidad, más que un reflejo de las medidas aplicadas en el plano interior. Combatir la inflación (que fue del 13,2 %en 1980 y cuenta con proyecciones del 9,9% para 1981, y 7 % para 1982), marginando el problema del desempleo (7,5% de la población activa para 1981 y 7,3% para 1982) puede deparar acontecimientos similares a los ocurridos en el Reino Unido, con serios disturbios sociales. Si Reagan aprieta demasiado el cinturón a las clases menos favorecidas de la sociedad norteamericana podrían producirse disturbios en EE UU.

Ante este panorama y las previsiones de incremento de crecimiento del producto nacional bruto en EE UU (2,6% en 1981, y 3,4% en 1982), Reagan justificará su política frente a europeos y japoneses, prometiendo mayor «cooperación y consultas».

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