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Un recluso de Carabanchel mató a otro en una pelea

José Vázquez Rivas, interno en la cárcel de Carabanchel, confesó, ante el juez de guardia y en presencia de una abogada del Colegio de Madrid, haber sido el autor de la puñalada que produjo la muerte al recluso Alfonso Pascual Aguado, de veintidós años, sobre las once de la noche del pasado sábado, en la celda número 155, de la tercera galería del recinto penitenciario. El motivo del hecho fue, según su declaración, una deuda de varios miles de pesetas que la víctima se negaba a devolverle, por lo que ambos trataron de resolver el asunto en una pelea.José Vázquez se proveyó de un cuchillo, que había fabricado él mismo con el hierro de una ventana y mantenía escondido en algún lugar del recinto carcelario. Una vez en la citada habitación, el presunto autor del homicidio manifestó, según informa la Jefatura superior de Policía, que Alfonso sacó de entre sus ropas un arma blanca, por lo que él hizo lo mismo con la suya e hirió a su contrincante en un costado, en el curso de la pelea. Este recluso falleció, más tarde, en la Ciudad Sanitaria Primero de Octubre, donde fue rápidamente trasladado, a causa de una herida en el hipocondrio izquierdo.

Para no ser reconocido, el autor de la puñalada se cubrió la cabeza con una toalla y abandonó la celda, pero, al llevar los ojos tapados, se golpeó con una puerta y se hirió en la ceja derecha y en el pecho, señales que se comprobaron después al ser examinado médicamente. José Vázquez, quien prestó declaración junto con los otros dos reclusos que compartían su celda, tenía antecedentes policiales por hurto, agresión a un policía nacional y robo.

Un funcionario de la tercera galería vio salir al citado recluso con la toalla en la cabeza, pero éste se mezcló rápidamente con los demás presos, para no ser identificado. Posteriormente, fue comprobado que la ropa del recluso que salió de la celda era similar a la de la habitación número 155, motivo por el que sus tres ocupantes pasaron a prestar declaración al Juzgado de Guardia.

El recluso muerto, Alfonso Pascual, cumplía una pena de seis años por robo a mano armada, condena que finalizaba el 3 de junio de 1985. Se encontraba internado en la cárcel de Carabanchel desde el 30 de octubre del pasado año y estaba considerado como un preso conflictivo.

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