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Villeneuve intentara romper la tradición

El Gran Premio de Francia de Fórmula 1, octava prueba puntuable para el Campeonato del Mundo, se disputará este domingo en el circuito de Dijon. Las dos victorias consecutivas del pequeño canadiense Gilles Villeneuve y su cada día más rápido y fiable Ferrari han puesto en entredicho la superioridad de los Williams y Brabliam; y, con la incorporación del Talbot de Laffite, hace que el campeonato sea ahora mucho más abierto. Pero la tradición dice que ningún piloto gana tres carreras consecutivas.Después de un largo período en el que Ferrari estaba alejada de los puestos de honor, ahora ha vuelto a ellos casi de forma sorprendente. Sorprendente porque cuando la primera victoria de Villeneuve, en Montecarlo, hace un mes, nadie daba ninguna oportunidad a los coches italianos. Y, además, porque las dos victorias consecutivas del canadiense se han producido en dos circuitos lentos, muy virados, como el de Montecarlo y el del Jarama, nada aptos para la utilización del turbocompresor de los Ferrari.

El turbo permite al motor dar mas potencia, pero, a cambio, su utilización es más brusca, menos progresiva y en una zona del régimen de revoluciones del motor mucho más estrecha. Es, por tanto, mucho más difícil de usar un motor de estas características en circuitos lentos, donde el piloto tiene que acelerar y desacelerar muchísimas veces y donde rara vez puede mantener el pie a fondo en el acelerador.

El Ferrari, pues, debería mostrarse superior en circuitos muy rápidos, donde el piloto mantiene siempre, o casi siempre, el acelerador a fondo. Es un coche muy rápido en las rectas y zonas rápidas, pero, en cambio, lento en las curvas cerradas.

Sin embargo, las dos victorias en estos circuitos lentos obligan a cambiar algo las predicciones teóricas sobre la efectividad del turbocomprensor, así como a pensar que, pese a la ausencia de buenos resultados durante demasiado tiempo, la calidad de Villeneuve permanece inalterable. Sigue sien do uno de los mejores pilotos del circo. Porque, mientras en Montecarlo el primer piloto de Ferrari se encontró con la victoria, cuando a escasas vueltas del final la bomba de gasolina del Williams de Alan Jones -que iba primero destacadísimo- comenzó a fallar, en el Jarama se la ganó a pulso. Villeneuve no cometió un solo error. Alan Jones y Jacques Laffite, autores de sendas grandes actuaciones, cometieron fallos. Uno por precipitación, que le hizo salirse de la pista para luego volver y remontar, y el otro, en la salida. Villeneuve, ninguno.

Sea como fuere, la tradición y la superstición -fuertemente arraigada en el circo- dicen que no se ganan tres carreras consecutivas. Se trata, pues, de un rival suplementario para el pequeño Villeneuve, que tendrá que sumar a esos menos etéreos como Alan Jones, Carlos Reutemann, Nelson Piquet y Jacques Laffite.

Si el canadiense logra mañana la victoria en Dijon, sus posibilidades de entrar en la lucha final por el título mundial crecerían espectacularmente. Si, por contra, es Reutemann, Jones, Piquet o Laffite uno de los vencedores, sus posibilidades comenzarán a esfumarse. En el caso, improbable, pero siempre posible, de que no sea uno de estos cinco, sino Patrese, De Angelis, Watson o cualquier otro, las cosas seguirían como hasta ahora: con Carlos Reutemann con cierta ventaja sobre su compañero de equipo y actual campeón del mundo, Alan Jones, seguido éste muy de cerca por Piquet y Villeneuve. Algo más descolgado, pero aún con posibilidades, Laffite, mientras el resto parece ya totalmente descartado.

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