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España salvó el honor a tres minutos del final

España salvó el honor a tres minutos del final. La selección, que no fue capaz de ganar en Colombia, sí al menos supo estar en un tono superior a la que venció en Venezuela. Esta vez el equipo luchó con más denuedo, y aunque volvió a evidenciar los mismos errores fundamentales de siempre, es decir, la falta de un director de juego sobre todo, del análisis de lo sucedido en la segunda mitad puede obtenerse un resultado satisfactorio: Zamora y Juanito comienzan a entenderse. Si todavía no se aman, por lo menos ya se mandan recados de escribir.Desde el día en que Asensi se lesionó contra Italia en la Eurocopa, España no ha vuelto a tener en el centro del campo un hombre al que sus compañeros acompañen en la interpretación del concierto de turno. Desde que Del Bosque dejó de actuar en la selección se sueña con alguien que en un determinado momento sea capaz de parar el balón y enviarlo acto seguido a cuarenta metros y al hombre en mejor situación. Durante esta gira, el equipo ha necesitado el mando de alguien y no lo ha tenido. Zamora sigue sin golpear la batuta sobre el atril para que los profesores de la orquesta atiendan al compás con que deben hacer sonar sus flautas. Por eso, Cuando éstas sonaron en Wembley hay que pensar que fue« de casualidad.

Ayer consiguió Santamaría que Juanito se situara durante el primer tiempo en su puesto de extremo derecho. Juanito, desde su puesto natural, entregó mal el balón y se pareció mucho al de los últimos tiempos. En el segundo período volvió a su querencia y se fue hacia el lado contrario. Pero cuando nos temíamos que una vez más él y Zamora se iban a entorpecer sucedió que comenzaron a mirarse y se vieron. Juanito y Zamora trenzaron las pocas jugadas hábiles del equipo y a punto estuvieron en alguna ocasión de finalizar con éxito sus incursiones. Pero como tanta felicidad hubiera sido demasiada para el cuerpo, todo queda en un comienzo de buen entendimiento, que no es poco.

Los mejores momentos del dúo Zamora-Juanito no pudieron cristalizar, porque a ambos les surgie ron más las ideas que el desarrollo de las mismas. Y además la fórmula de los dos delanteros centros, Satrústegui y Santillana, con éste escorado a la derecha como extremo, no pudo funcionar. Si ambos se juntan en el centro del área no se complementan y Santillana bastante hace con defenderse en un lugar que no es el suyo y para el que no hay otro hombre, porque Morán anda todavía resentido. Marcos no pasó de tres destellos de bengala, que no son suficientes para alumbrar nada.

España pensó más en el empate que en la victoria y se salió con la suya. Pero la igualada se produjo porque en la segunda parte, cuando más y mejor atacó Colombia, la defensa luchó disciplinadamente. Camacho enmendó los errores del primer tiempo, producto quizá de su posición antinatural, y sujeto bien a Ríos, extremo al que sacó el preparador colombiano para que Herrera estuviera sin complejos en el centro del campo. Camacho, sin hombre a quien marcar, titubeó y con Ríos por delante se afianzó. Pero, una vez más, sólo fue Gordillo quien intentó subir por la banda. El madridista desde la derecha, se siente incapaz de cualquier correría. Alexanco, aunque cometió algún error en el pase, fue el más sólido defensor, y Tendillo aguantó lo indecible ante Vilarete, que gozó de las prerrogativas arbitrales para cometer falta en cada acción.

El centro del campo español flojeó bastante. Joaquín no fue el de otros encuentros, y Alonso, aunque batalló en defensa y ataque, estuvo muy torpe en la entrega. Arconada, en su trigésimo partido internacional, solamente se equivocó en una salida.

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