Máxima reserva por temor a un conflicto diplomático

El temor a un conflicto diplomático entre España y Guinea ha hecho que desde el primer momento en que se tuvo conocimiento del caso las autoridades militares y policiales observaran una reserva absoluta en torno al mismo. Al menos esta ha sido la impresión del equipo de reporteros de EL PAIS que ha investigado el caso.No obstante -además del propio embajador guineano- una fuente policial digna de todo crédito reconoció que efectivamente existía tal tráfico de droga, pero no pudo precisar detalles concretos en torno al mismo, ya que, afirmó, las pesquisas estaban siendo llevadas exclusivamente, y con el máximo sigilo, por investigadores militares. Algunas de estas fuentes, consultadas por EL PAIS, optaron por mantener silencio en torno al caso, al igual que hicieron fuentes diplomáticas españolas. En ninguna de ellas se confirmó ni se desmintió la información.

Por otra parte, todos los testimonios reunidos en estos días han permitido establecer la creencia de que, hasta ser descubierto, el tráfico de drogas ha sido un caso de abuso de confianza por parte de los implicados hacia las personas que tenían autoridad sobre los aviones Hércules, que con frecuencia hacen el trayecto Madrid-Malabo-Madrid.

El activo comercio hispano-guineano, al que España aporta maquinaria pesada, autobuses, tractores, arroz, pescado salado, aceite y cemento, fundamentalmente, y al que Guinea corresponde con café, cacao y maderas, sobre todo (la balanza comercial es muy favorable a la economía española, al menos en una proporción superior en doce a uno), exige un intenso tráfico aéreo entre ambos países. Dentro de un margen de tolerancia, las autoridades españolas habrían permitido que, en determinadas circunstancias, alguna parte del espacio vacante en los aviones fuese utilizado por personas, más o menos significadas, que tuviesen que viajar entre Malabo y Madrid.

Se estima que hoy la frecuencia de los viajes de los aviones Hércules es escasa. La existencia de vuelos comerciales de la compañía Iberia permite cubrir, en un gran porcentaje, las necesidades comerciales de tráfico aéreo. Resulta difícil, por otra parte, establecer el número de ocasiones y la extensión del período de tiempo en que el posible delito de tráfico de drogas habría sido perpetrado, entre otras razones, por el sigilo de las pesquisas. Un número relativamente amplio de guineanos que disponían de referencias fiables sobre el caso estiman que el tráfico pudo haber comenzado pocos meses después de la llegada del teniente coronel Obiang Nguema al poder, cuando el funcionario policial Ciriaco Mbomio se indispuso con las autoridades de su país.