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Reportaje:

800 drogadictos han sido desintoxicados en el centro de Fúcar en los últimos dos años

Alrededor de ochocientos adictos a las drogas duras se han sometido a un proceso total de desintoxicación en el curso de los dos años que lleva abierto al público el e entro asistencial de drogas de la calle de Fúcar, número 8, una entidad dependiente de la Cruz Roja, del Ministerio de Sanidad y del Ayuntamiento, conjuntamente, y que atiende con carácter gratuito. Según el equipo médico, compuesto por doce personas, la gran mayoría de los casos obtuvieron un resultado positivo. Otras 13.000 personas recibieron atención médica o fueron recibidas en consulta. La media de edad de los tratados era de veintidós años, la mayoría eran hombres y procedían de barrios periféricos. Sin embargo, el centro de Fúcar, como se le conoce, tiene escasísimos medios y excesivas peticiones.

Desde que en abril de 1979 se inaugurara el Centro Asistencial de Drogas de la calle de Fúcar, 8, conocido como centro de Fúcar, han pasado por sus locales alrededor de 13.000 personas necesitadas de atención médica. La actividad del equipo médico que lo dirige se ha visto desbordada hasta el punto de que los promotores del centro (Cruz Roja, Ministerio de Sanidad y Ayuntamiento) buscan continuidad a este trabajo en otros distritos madrileños. A lo largo de estos dos años de pleno funcionamiento, ochocientos drogadictos han sido objeto de curas de desintoxicación, con un resultado positivo a juicio del equipo médico compuesto por doce personas.La media de edad de las personas que han recibido tratamiento está en torno a los veintidós años. La mayoría son hombres y la procedencia general de todos ellos es de los barrios periféricos de la ciudad, con un gran número de personas que viven en Vallecas y San Blas. Entre los datos facilitados a EL PAIS por el director del centro, destaca el hecho de que en estos momentos se produce una gran incidencia del consumo de drogas en el céntrico barrio de Salamanca y en el pueblo de Torrejón.

Dentro de las drogas más consumidas destacan todos los opiáceos (45,35% de los casos presentados), aunque la tendencia general es la politoxicomanía. Esta tendencia supone que, en contra de la suposición de que el adicto lo es a un determinado tipo de droga, la inmensa mayoría de las personas que han pasado por este centro puede tomar indistintamente (a veces conjuntamente) anfetaminas, porros, cocaína y alucinógenos. «En general, los chicos mezclan todas las drogas que puedan conseguir», dice el doctor Miguel Angel Ramón, director del centro de Fúcar, «especialmente, pastillas. Cuando les pregunto, contestan que lo hacen por experimentar, para ver cómo se ponen de chungos (colocados, embriagados). De hecho, la mayoría se inicia mezclando cualquier psicofármaco con el cubalibre y sin ningún motivo especial para ello».

Un fenómeno de masas

A la hora de explicar las causas generales por las que cualquier persona cae en la drogadicción, las investigaciones del equipo médico de Fúcar afirman que se trata de un fenómeno de masas que puede sufrir cualquier personalidad normal. Así, la idea generalizada de que el adicto a la droga es un psicópata queda desterrada, ya que no es habitual que el adicto sea una persona especialmente tímida y miedosa, inadaptada o cargada de problemas familiares.Las razones del inicio a las drogas (legales o, Ilegales) son más simples de lo que parece; más, si se tiene en en cuenta que el consumo de drogas tiene un cierto prestigio entre la gente joven. Es más que habitual leer declaraciones de un cantante de moda que confiesa componer bajo los efectos de un determinado alucinógeno, o ver películas en las que los protagonistas se ríen muchísimo fumando un porro.

Por eso, las razones por las que un chico o una chica pueden llegar a caer en la drogadicción se presentan como bastante elementales. En el caso de las chicas, la obsesión por adelgazar puede ser la causa inicial, a base de anfetaminas con las que disminuye enormemente el apetito a la vez que imprimen energías. Otra forma de empezar típicamente femenina, es el uso de barbitúricos paría calmar los dolores menstruales. El estado de placidez que proporcionan puede animar a hacer uso de ellos un día cualquiera en el que la chica en cuestión se encuentra algo decaída.

El inicio de los chicos va más por la mezcla de los psicofármacos con alcochol y los porros. «En general fuman como experiencia, pero no puede decirse que se queden colgados por eso, ni mucho menos», asegura Miguel Angel Ramón, «porque fuman como experiencia de la adolescencia de la misma forma que se pueden tomar una caña de cerveza o un vaso de vino. Hay quien se convierte en alcohólico quien no vuelve a beber porque ese primer contacto no le ha gustado o quien puede seguir tomando copas a lo largo de su vida de una forma discreta y normal».

Del psicofármaco a la heroína

Según los estudios hechos a partir de los datos facilitados por quienes han pasado por el centro de Fúcar, el paso a las llamadas drogas duras (heroína, cocaína) parte de los psicofármacos. «El porcentaje de los que pasan del porro a la heroína es mínimo», explican; «puede decirse que no hay apenas relación entre una y otra cosa porque la escalada no supera el 6%. De hecho, nosotros pensamos que el mayor peligro está en el consumo de las drogas legales, cuyo abuso crea dependencia sistemáticamente».Los casos que acuden al centro son, en su mayoría, muchachos con marcada dependencia de las drogas duras (mezcladas con otras, como ya se ha señalado) con una edad media en torno a los veintidós años, procedentes de zonas suburbiales, que por problemas físicos y psíquicos quieren desintoxicarse.

Las razones más frecuentes por las que aparecen en la consulta suelen ser la muerte de un amigo por sobredosis y el no poder superar la angustia que puede crear la dependencia.

«Vienen angustiados», cuenta el director del centro, «porque cuando la dependencia es de heroína o cocaína la situación puede llegar a ser trágica. Viven exclusivamente en función de las drogas. El tiempo, las relaciones, la vida en general tienen para ellos distinto sentido. Cuando llegan aquí están con el mono (síndrome de abstinencia) y a veces es terrible el panorama».

«Mantener económicamente la dependencia de la heroína, por ejemplo, es muy problemático», prosigue, «porque un gramo (adulterado en un 90% como mínimo) no cuesta menos de 20.000 pesetas, y esa es la cantidad que necesitan al día. Sin embargo, hay una fácil tendencia a asegurar que el adicto es por definición un atracador de bancos o cosas por el estilo, y eso no es exacto. En general, consiguen el dinero traficando. Para ellos es más fácil y con menos riesgo».

Nunca se les denuncia a la policía

El tratamiento que se les da en este centro (en el que se les garantiza que no serán denunciados a la policía) consiste en unas entrevistas previas en las que se determina si el cliente es realmente un adicto (llega gente sin dependencia, casos de esquizofrenia, etcétera, que necesitan ese tratamiento). Si adicción es real, se le interna durante una semana en una clínica (pública o privada), en la que se hace una cura de sueño de forma que se consigue superar el síndrome de abstinencia con los menores dolores posibles; después, entra lo más específico del centro se realiza terapia individual y de grupo hasta que el propio paciente considera que puede hacer ya unavida normal.Sin embargo, según afirma el director del centro, el tratamiento incompleto por cuanto no tiene continuidad que garantice la reinserción del paciente a la sociedad. Esta continuidad quisieran hace con ayuda de granjas y talleres los que se facilitara la adaptación del individuo, pero a veces el tratamiento fracasa cuando la persona afectada sale del centro y vuelve a su casa, donde continúa desocupado y sin trabajo.

Drogadicción del ama de casa

Los estudios realizados por e equipo médico advierten de peligros que del abuso de las de drogas legales (medicamentos estimulantes y tranquilizantes) muchas amas de casa. Tomar optalidones, aspirinas, valiums y medicamentos semejantes constituyen un extendido hábito entre las mujeres que pasan un día en casa y en cuanto se encuentran mal recurren a la pastilla. La dependen de los psicofármacos es tal que control en farmacias, afirman doctores, supondría una fuerte puesta social entre las amas de e habituadas a estos psicofármacos. «Se dan casos de mujeres ya habituadas, cuya desintoxicación cuesta un síndrome de abstinencia más duro que el de la heroína. Es un peligro del que la gente no es consciente en general".Mientras tanto, la demanda de atención aumenta día a día parte de las distintas clases de drogadictos, hasta el punto de que estén necesitados -e internados- en la desintoxicación tiene que esperar más de una semana en ser atendidos. «Hacemos pruebas en el cuarto de baño" concluye el director del centro los medios y el local que tenemos, son ya insuficientes. Sin embargo la respuesta del Ayuntamiento ha sido la inhibición a la hora de facilitar más locales. Ésperamos que den una salida a esto, porque sería una pena que no pudiéramos seguir con este importante trabajo.

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