Fuerte retroceso del comercio exterior en enero y febrero
La cobertura global de nuestro comercio exterior (relación entre exportaciones e importaciones) descendió cinco puntos durante los meses de enero y febrero, tras haber experimentado el sector una espectacular caída de su actividad respecto a los últimos meses de 1980. El déficit acumulado en esos dos meses fue de 172.586 millones de pesetas, lo que representa un incremento del mismo del 29,3% con relación a enero y febrero del año anterior, según los esperados datos de la Dirección General de Aduanas, que fueron facilitados ayer.
Aunque fuentes oficiales expresaron a EL PAIS su temor a que estas cifras, sin duda negativas, fueran extrapoladas con el fin de definir una tendencia marcadamente recesiva, lo cierto es que la ansiada recuperación de las exportaciones, en la que están cifradas en parte las esperanzas de relanzamiento de nuestra economía, no se está produciendo ni siquiera con un cambio de la peseta relativamente favorable.Los datos de Aduanas, que van acompañados de una explicación coherente sobre el fuerte retraso que se ha producido en su publicación (más de tres meses), denotan una importante caída de las exportaciones durante el mes de enero respecto al mes de diciembre, aunque, en términos nominales, éstas son ligeramente superiores a las de enero de 1980, pero sólo en un 0,8%. En valores reales, sin embargo, este pequeñísímo incremento es abiertamente insuficiente para compensar siquiera una décima parte del efecto inflación.
En el mes de febrero, las exportaciones comienzan a recuperarse ostensiblemente respecto al mes de enero, pero otra vez se vuelve a encontrar el mismo fenómeno: el aumento del 8,4% en términos nominales vuelve a ser muy corto para compensar la inflación febrero-febrero. Asimismo, las cifras globales de exportación no alcanzan el nivel espectacular de diciembre.
Fuentes solventes del Gobierno han informado a este periódico que los datos de marzo, que podrían salir del ordenador de Aduanas muy seguramente esta misma semana, son mucho más optimistas que los de enero y febrero, por lo que muy bien podría afirmarse que el fenómeno de los dos primeros meses en el sector exterior ha sido pasajero.
No obstante, estas primeras cifras, aun sin extrapolarlas, se consideran en medios próximos a los exportadores como francamente pesimistas, afirmándose en los mismos medios que la causa de este hecho habría que buscarla en «la absurda cotización de la peseta, que se ha mantenido al alza con respecto a nuestros competidores directos, los europeos, mientras se ha devaluado con relación al dólar, perjudicando las exportaciones».
Aunque este extremo es consecuencia directa de condicionamientos externos a la economía española, como son los altos tipos de interés en Estados Unidos y el irresistible ascenso de la moneda estadounidense, como se indica en medios monetarios autorizados, el análisis de los exportadores tiene elementos de racionalidad, ya que a medida que la peseta comienza un notable descenso en marzo y abril los datos parecen más esperanzadores.
Las importaciones
Los datos sobre las importaciones, aunque menos negativos en términos reales, siguen un comportamiento que hasta se puede calificar contrario al de las exportaciones. Así, las importaciones experimentaron un incremento del 9% frente al mes de enero del año anterior, totalizando 174.331 millones de pesetas. La tendencia a la baja respecto al mes de diciembre de 1980, y el hecho de que el incremento no sea superior a la inflación, son elementos positivos, y más teniendo en cuenta que los precios del petróleo eran en enero de 1981 superiores a los del mismo mes del año anterior.Los datos de febrero, con relación a las importaciones, denotan un fuerte incremento de las importaciones, que esta vez (18,7%) sí son superiores al efecto inflacionista. Así las importaciones totalizan 225.444 millories de pesetas, es decir, unos 50.000 millones más que el mes anterior.
Algunos expertos, sin embargo, ven datos positivos en el crecimiento de las exportaciones en estos dos meses, ya que el capítulo que más ha crecido ha sido el de maquinaria en general. Esto, denotaría que el proceso de reconversión en algunas empresas ha comenzado y se encuentran importando maquinaria a marchas forzadas.
Otros, sin embargo, hablan del característico engorde artificial de sus cifras por parte de los importadores, al efecto de retener dinero en el exterior, en una muy especial evasión de capitales. De esta forma se alcanzarían fuertes beneficios en el depósito a plazo del dinero en el exterior, donde los tipos de interés son más elevados que en España.
No obstante, habría que achacar este crecimiento de las importaciones en términos monetarios al descenso de la cotización de la peseta, que ha experimentado una devaluación factual de cerca de un 20% en menos de un año.
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