El Grupo Andalucista

Al margen de los problemas internos del PSA y de mi convenci miento político de la necesidad de que los andaluces cuenten con una voz específica en el Parlamento español, quiero exponer una breve valoración sobre el hecho, fruto de mi presencia en el máximo órgano de dirección del PSA desde su fundación hasta que fui expulsado, en enero del presente año.Me resulta tremendamente paradójico que el PSA quiera montar «el número» ante un tema que sólo afecta a sus intereses políticos, cuando mantiene la más absoluta pasividad política ante problemas y necesidades urgentes de toda la colectividad andaluza.

La puesta en cuestión de la existencia del Grupo Andalucista expresa el tremendo fracaso de la estrategía política seguida por el PSA en estos últimos años. El «pacto con el diablo» propugnado por Rojas Marcos con el apoyo de José Aumente y otros miembros de la dirección ha llevado al partido a un callejón sin salida.

El PSA no tiene actualmente capacidad moral ni política para reivindicar el grupo parlamentario ni, mucho menos, la aceleración del proceso autonómico andaluz, ya que ambos temas fueron negociados con UCD a cambio de su apoyo a Suárez y sus respectivos Gobiernos. La realidad ha demostrado que ése no era el camino.

Lo anterior es producto de la obsesión de algunos de los líderes del PSA por el acoso del PSOE sin tener en cuenta que UCD no era el mejor aliado. Todo lo contrario, con UCD ha llegado el deterioro interno y externo del PSA.

Un último punto de carácter general: lo ocurrido entre UCD y el PSA es la prueba evidente de la ambigüedad y la incoherencia a la que ha estado sometida la política española en estos últimos años, donde la compra-venta de apoyos coyunturales sin la más mínima continuidad y objetivos ha significado la práctica política cotidiana./