Llamamiento a la serenidad en Varsovia, donde hoy será enterrado Wyszynski
Las autoridades políticas y eclesiásticas de Polonia han hecho un llamamiento a la población para que «en estos momentos de dolor para toda la nación», con motivo del entierro, hoy, del primado Stefan Wyszynski, conserve la calma, la seriedad y el orden.La curia polaca y milicia de Varsovia formarán un servicio de orden común para las ceremonias de hoy, a las que asistirá el jefe del Estado, Henryk Jablonski.
A las ocho de la mañana (hora de Madrid) de hoy, comenzará la aglomeración de decenas de miles de personas en la plaza Victoria, de Varsovia, donde se encuentra la tumba al soldado desconocido, para asistir a la misa de requiem en memoria de Wyszysnki, que comenzará a media mañana. Todas las calles adyacentes, en un radio de un kilómetro, incluida la zona antigua de la ciudad, Stare Miasto (totalmente reconstruida tras la segunda guerra mundial) se cerrarán al tráfico y al aparcamiento.
Todas las ceremonias serán retransmitidas en directo por la radio y la televisión a partir de las cuatro de la tarde. Un gran equipo de megafonía cubrirá la plaza Victoria y las calles adyacentes. El acceso a la catedral de San Juan, donde será inhumado el cadáver de Wyszynski, estará reservado a las personas provistas de invitación.
Por su parte, el primer secretario del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista), Stanislaw Kania, volvió a deshacerse en elogios hacia la personalidad mediadora del cardenal Wyszysnki. Kania, en un discurso ante los militantes del partido en la fábrica de tractores de Ursus, barriada de Varsovia, solicitó sin ambigüedades a los «sucesores del primado que sigan en la misma línea de diálogo entre Iglesia y Estado».
Kania calificó a Wyszysnki de «ciudadano minente y hombre que siempre preconizó el entendimiento entre la Iglesia y el Estado socialista».
Wyszynski reposará, a partir de hoy, en el panteón de la catedral de Varsovia, reservado desde hace siglos a los «padres de la nación polaca». Además de algunos predocesores en el cargo, el cadáver del cardenal será enterrado cerca de la tumba de otro polaco ilustre, Henryk Sinkiewicz, premio Nobel de Literatura en 1905, autor de la conocida novela Quo Vadis.
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