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El Madrid, a recuperar su vieja imagen de campeón

El Real Madrid, que quiere recuperar la vieja imagen de campeón de Europa, vestirá hoy en el Parque de los Príncipes, por vez primera, un uniforme blanco con los signos delatores de una multinacional con la que ha firmado un contrato de aprovisionamiento de material deportivo. A partir de hoy, y justamente en la final de la Copa de Europa, el Madrid tendrá en su uniforme una variante que los tiempos imponen. En el fútbol de hoy no puede haber gloria sin dinero. Antes del enfrentamiento con el Liverpool, el Madrid ya ha hecho el negocio. La gloria del triunfo es otra película.

Llegar a una Final europea justificaría con cualquier club la euforia de seguidores, jugadores y dirigentes. Para el Madrid, en teoría, un encuentro de este calibre no es el fin último de su historia. precisa mente porque comenzó a ser un hábito desde el primer año en que se disputó. Y resulta un tanto sorprendente que en la expedición madridista se vivan las horas previas al partido con un optimismo, desde luego, desmesurado. Será por aquello de que los chicos tienen zapatos nuevos. El Liverpool no es el conjunto avasallador que siempre se supone por el hecho de ser inglés, pero tampoco el Madrid puede presumir de estar en ese momento feliz en que nada puede fallarle. El Liverpool no ha venido a París en gallito, porque los desastres del fútbol inglés a nivel de selección han bajado la nota a todos los conjuntos de las islas, pero el Madrid tampoco puede considerarse un dechado de virtudes, entre otras razones porque aporta en esta ocasión un aire juvenil en ciertas líneas y la incógnita de Cunningham en la delantera.Porcentajes

El encuentro no puede plantearse desde el bando británico ni desde el madridista con aires de suficiencia. Hay. de entrada, más incógnitas; de las que habitualmente suelen tener esta clase de acontecimientos. Si el título se decidiera a doble partido, las apuestas se inclinarían con toda seguridad del lado del Liverpool. A un solo encuentro, el Madrid es capaz de dar su do de pecho. Porque si hay, algo que nadie puede negarle es su espíritu de lucha, capacidad de sacrificio y su ansia de triunfo. El Madrid no se arruga nunca en los grandes acontecimientos. En cualquier apuesta siempre hay que concederle un porcentaje elevado de posibilidades, porque su capacidad en los momentos precisos está siempre algo más allá de sus límites naturales. Como mínimo para el Madrid siempre existe el beneficio de la duda. Descartar sus posibilidades de triunfo ha resultado tradicíonalmente un error.

Sobre el Madrid siempre se dice que pesa la responsabilidad de su historia. pero, al igual que ocurrió en aquella famosa final del llama do equipo ye-ye, hoy, en París Ia joven generación madridista se olvidará del pasado y tratará de hacer historia desde el presente. Para muchos jugadores del actual equipo del Madrid, los triunfos de hace un cuarto de siglo no son más que un acontecimiento leído en los periódicos. Algunos ni siquiera habían, nacido entonces. Ninguno de ellos puede sentir la responsabilidad de haber sucedido a aquellos jugadores sobre los que la nostalgia nos ha retrotraído en las vísperas del encuentro.

Los ingleses, visto el equipo que van a alinear, dejarán en punta a. internacional escocés Dalglish y Jhonson, porque Souness quedará incorporado al centro del campo junto a Ray Kennedy, Lee y McDermott. Todo parece indicar que Camacho se saldrá de la defensa para ocupar plaza en la zona de centrocampista, parcela en la que se producirá un amontonamiento de hombres y en, la que efectuará labores de marcaje para permitir a Del Bosque y Stielike tener un horizonte más despejado. Esta situación posicional supone una mayor capacidad de ataque para el Madrid, pero también, por los rápidos y largos desplazamientos de los británicos, puede ser su grave problema.

Cunningham, incógnita

La gran incógnita del Madrid es Cunningham, a quien se ha logrado recuperar con mimo para este acontecimiento. Luis de Carlos ha asegurado, a mediodía, que el extremo, que ya conoce mejor nuestro idioma, se ha incardinado más en el conjunto y su adaptación al ambiente es muy superior. De sus ganas de participar en la pelea dependerá mucho el poder ofensivo madridista. Y ello es absolutamente fundamental, porque Juanito va a tener a un hombre a su lado permanentemente. Los ingleses le recuerdan el partido que hizo en Wembley con la selección española y no le van a permitir el más mínimo movimiento. Por otra parte, Juanito, cuya tendencia natural es retrasarse hasta el lugar de Del Bosque, si no se decide a incordiar por su banda, prestará gran ayuda a sus compañeros centrocampistas, pero dejará demasiado abandonado a su suerte a Santillana, jugador que necesita para lucir el constante envío de balones sobre el área. Pedirle que los lleve en solitario no es su fuerte ni su costumbre.

El Parque de los Príncipes registrará un lleno absoluto, y tanto madridistas como ingleses contarán con numeroso apoyo de sus hinchadas. Los seguidores del Liverpool ya se dejaron notar ayer en París y, al parecer, hubo alguna pequeña pelea con españoles, que no se dejaron pisar la guitarra. El ambiente estará cargado de tensiones, como suele suceder cuando los ingleses están presentes, pero la gendarmería francesa ha tornado las medidas necesarias para evitar desórdenes.

El encuentro será arbitrado por el húngaro Palotai, juez que no le ha ido nunca mal al fútbol español. La UEFA, por esta vez, ha designado a un árbitro por el que habrían votado los dirigerites madridistas si se les hubiera dado la facultad de designarle. El tiempo es muy similar al de Madrid, y amenaza lluvia.

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