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Cinco muertos por sobredosis de droga en lo que va de año

Con la muerte de Antonio Torres, de veintiséis años, cuyo cadáver fue encontrado anteayer en un descampado del barrio de Vallecas con una jeringuilla aplicada al antebrazo izquierdo, son ya cinco las personas fallecidas en 1981 por sobredosis de drogas ilegales, y un número considerablemente mayor, por sobredosis de drogas legales. En los años 1979 y 1980 murieron" respectivamente, diecisiete y 35 personas a consecuencia de intoxicaciones provocadas por las llamadas «drogas duras».Enrique Alonso Pardo, de veintitrés años, fallecido el pasado día 13 después de haberse inoculado una sobredosis de heroína, fue el penúltimo de los casos difundidos por la policía. Pero, en opinión de los expertos, los casos de intoxicaciones graves de personas drogadictas son en realidad mucho más numerosos que los conocidos.

Para Miguel Angel Ramón, médico psiquiatra y director del Centro de Drogas de la Cruz Roja, el concepto sobredosis se maneja habitualmente con una cierta impropiedad. Suele relacionarse sólo con las drogas ilegales, cuando representaría igualmente un exceso de otras sustancias, legales o no. Sucede, además, que el factor de envenenamiento no es, en muchos casos, el tóxico oficial, sino el adulterante que se utiliza para cortarlo. «En Madrid, por ejemplo, los traficantes suelen añadir a la heroína, de un 90% a un 95% de sustancia adulterante, qué suele ser sacarosa, leche en polvo, tiza, bicarbonato, estricnina u otros productos blancos y pulverulentos. A veces, el origen de la intoxicación es la propia droga original, y a veces, el excipiente añadido. Este segundo efecto tiene dos causas: o bien la sustancia adulterante es venenosa, o bien ha desarrollado alergia y produce un shock alérgico».

Hay casos en que la muerte de los drogadictos por sobredosis es un homicidio encubierto. «Ocurre que, en ocasiones, el toxicómano cambia de proveedor, con lo que los componentes y proporciones de la sustancia que se inyecta son distintos a los habituales. Y ocurre también que, si un proveedor quiere deshacerse de un cliente porque sospecha que mantiene contactos con la policía o por cualquier otra razón, utiliza un procedimiento sencillo para eliminarle: en vez de ofrecerle droga adulterada en un 90% o un 95%, le ofrece droga pura. En estos casos, el consumidor se limita a separar una cantidad de sustancia que considera normal. Luego, se inocula realmente una cantidad de droga diez o catorce veces superior, y muere».

Sin embargo, el hábito a las drogas duras ocasiona otro tipo de efectos. «En nuestra experiencia», dice el director del Centro de Drogas de la Cruz Roja, «el 38% de los drogadictos a la heroína padece hepatitis, con grados de gravedad muy variables. También descubrimos bastantes casos de flebitis. Es frecuente que la enfermedad que sufren no sean una consecuencia directa del uso de las drogas, sino del tipo de vida de los drogadictos. Hemos consignado, por ejemplo, muchos casos de malnutrición o hipovitaminosis».

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