Marlon Brando, director
Una curiosa película, que al cabo del tiempo ha sido mucha más apreciada que en el momento de su estreno (1961), constituirá la máxima atracción de este fin de semana televisivo, en lo que a películas de largometraje se refiere. El rostro impenetrable es la primera y única película dirigida por el actor Marlon Brando, que gozaba en aquellos años de una cierta popularidad admirativa frente a otra que le consideraba una estrella pedante y excesiva; esta segunda corriente prevaleció al juzgar su trabajo en One Eyed Jacks (título original de la cinta). Su barroquismo, su imaginativa visión del mundo del Oeste quiso entenderse sólo como resultado de su pretenciosidad antes que como creación inteligente y sobria. Veinte años después, El rostro impenetrable aportará probablemente nuevos puntos de vista que, desgraciadamente para Brando, no podrán ser contrasta dos con obras posteriores. Desalentado por el escaso éxito obtenido, marginó sus aficiones de director para limitarse a trabajos interpretativos, en los que sí llegó, al cabo de los años, el envanecimiento insufrible. Será esta noche, a las 22,15 horas, en la primera cadena.Unas horas antes (a las 16,15 en la primera cadena) tendremos, por el contrario, un documental obvio: la suerte que corren algunos animales ante los cazadores furtivos, Salvajes y valientes, dirigida por el norteamericano Eugene Jones, en 1974, disimulaba tras una anécdota sin importancia el buen trabajo de filmación sobre la vida de distintos animales en una reserva. Película, pues, de bichos a los que se ha aficionado nuestra Televisión en la sobremesa de los sábados.
El largometraje del domingo (por la segunda cadena, a las 21,30 horas) cae ya dentro del tópico, Boeing, boeing era ya un vodevil vulgar en la versión teatral de Marc Camoletti y no dejó de serlo en la adaptación cinematográfica que dirigió John Rich en 1965. Las amantes ocultas, las confusiones de personajes, los equívocos y demás zarandajas dan pie a que Jerry Lewis y Tony Curtis desplieguen todas sus posibilidades de tics interpretativos sin que estuviesen (el primero, sobre todo, al que se debe uno de los tipos más enloquecidos de la moderna comedia americana) a la altura de sus mejores trabajos.
Habrá que esperar, de nuevo, la llegada del lunes para acercanos a la película del ciclo dedicado a François Truffaut. Curiosamente, sin embargo, en esta ocasión se trata también de un vodevil: Una chica tan decente como yo, realizada en 1972 y que pasó bastante inadvertida en el momento de su estreno, a pesar del ágil ritmo narrativo de Truffaut.
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