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El Getafe no desaparecera pese a su bancarrota

El Getafe no desaparecerá, pese a la extrema gravedad de su situación económica. Los jugadores, que están a punto de mantener al equipo en Segunda prácticamente sin cobrar, van a planificar un sistema de reparto de dinero, incluso para aquellos que dejen el club. La actual gestora está realizando una revisión contable, que evidencia el caos enorme que ha llevado al Getafe al borde de la indigencia. Con el bingo, calificado como «maná de los ex directivos», éstos van a necesitar justificar con recibos que no poseen en la mayoría de los casos, el dinero que aseguran haber adelantado, aunque la amistad de unos y otros impide hacer una auditoría de cuentas.

Desde hace varios meses, el Getafe está regido por una gestora provisional, que se ha encontrado el club como un solar. A los jugadores se les debe toda la ficha de sus contratos, que al final de temporada van a suponer un total de veinticuatro millones. En sueldos -la media es de unas 45.000 pesetas mensuales- se adeudarán casi trece; habrá otros diez millones de gastos por diversos conceptos, y los ex directivos aseguran haber puesto en el club veintisiete, ocho de ellos el ex presidente Pablo Carrillo. El déficit general del club al 30 de junio va a rondar los sesenta millones. Los futbolistas han venido percibiendo algo de dinero en los últimos meses a través de repartos por taquillas, por un total de unas 150.000 pesetas.Al principio de temporada se concretó, aprobó y consintió un presupuesto de cincuenta millones, cuando ya se arrastraba un déficit cercano a los treinta. Pablo Carrillo se había presentado a la reelección, tras ocho años de mandato, aunque a los tres meses de esta temporada abandonó Carrillo mantiene la teoría de que el presupuesto estaba bien hecho, con sólo un desfase de 700.000 pesetas, y justifica la gravedad económica del club por la retirada de unos 2.000 socios, por el paro laboral en Getafe y por las bajas taquillas obtenidas.

Al abandonar Carrillo asumió la presidencia José Luis Parejo, que comenzó con muchas ganas y se desinfló muy pronto, en semanas. El club quedó sin directiva y virtualmente al borde de su desparición a finales del pasado año. Nadie quiso hacerse cargo del mismo. Al final se formó una gestora con la única misión posible de coordinar los aspectos burocráticos.

Desde el primer momento la gestora comenzó a realizar una revisión de las cuentas y los libros de la entidad. Un desastre. Un miembro de la gestora ha calificado el tema como un «caos rotundo». El dinero aportado al club por ex directivos, en la mayoría de las ocasiones, no se registraba, y se hacía por fuera de la contabilidad del club. «Un peloteo de letras», aseguró una fuente de la gestora a EL PAIS. Algunos de estos ex directivos, entre ellos el propio Carrillo, ha mantenido contactos con las personas que dirigen actualmente al Getafe y ha quedado patente la falta de comprobantes en muchas partidas.

El bingo

Otra historia. «Un maná para los ex directivos, que con él saldaban las deudas que el club tenía con ellos por sus adelantos económicos». Se ha debido formalizar hace un mes un nuevo contrato. En el anterior, al club le quedaba un tanto por ciento de los ingresos, pero deducidos gastos diversos. Estos eran excesivos, con invitaciones incluidas. Los dos primeros meses se lograron casi 700.000 pesetas limpias, pero luego esta cantidad, por causas reseñadas, bajó notablemente. El nuevo contrato firmado por la gestora supondrá un tanto por ciento, pero del bruto total que ingrese el bingo, algo más de treinta millones al mes. Hay un fijo mensual de 375.000 pesetas, y a partir de los treinta millones se sumará otro 1,75%.La amistad, conocimiento y, en definitiva, la vecindad de las personas relacionadas con el club -ex directivos y miembros actuales de la gestora- hace que nadie quiera meterse de lleno en la contratación de una auditoría, «porque es muy desagradable». Paco Vara, uno de los miembros de la gestora, afirma que además el club no tiene dinero para ello, y que en sus conversaciones con el presidente de la Federación Castellana, Adolfo Gil de la Serna, éste le ha dicho que la Federación tampoco tiene «ni atribuciones ni disponibilidades económicas». Se reconoce, sin embargo, que federativamente no se ha ahondado la crisis getafense. No se ha hecho nada, ni siquiera atreverse a cobrar 750.000 pesetas por el paso de un jugador -Pérez Cabedo- de categoría aficionado a profesional.

Aunque entre los futbolistas y la gestora van a evitar la desaparición del club, su futuro es incierto. Deportivamente, quedan dos partidos y la profesionalidad y pundonor de los jugadores puede lograr el milagro de la permanencia. Y después del día 24, ¿qué? Se tiene la intención de celebrar una asamblea informativa, con el objetivo de que alguien decida comenzar una nueva etapa y presentarse a la presidencia.

Las posibles soluciones, de seguir la entidad sin directiva, será la de «salirse oficialmente de las normas que rigen el fútbol español para poder subsistir», asegura Paco Vara. «Federativarmente, no limitaremos a los aspectos burocráticos competitivos».

Los jugadores tienen denunciados sus contratos en Magistratura, con lo que posibles embargos y recaudaciones de taquillas seguirán siendo prioritarias para ellos. Hay una reciente sanción de la Magistratura en Santander, que así ha vuelto a confirmarlo, en contra de la prioridad que pretendía un ex presidente, López Alonso, de cobrar sus anteriores avales al club santanderino. Aquellos jugadores que dejen el club seguirán percibiendo sus deudas poco a poco en contacto con los que permanezca, y a través de las taquillas, como hasta ahora. Posibles traspasos -Mata, Crespo, Pozo o José Manuel-, así como los nuevos abonos para la próxima temporada, son las únicas soluciones para seguir tirando.

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