Castejón defiende su postura y la de Floro Noriega
El ex director del Consejo Superior de Deportes Benito Castejón realizó ayer una serie de puntualizaciones a la agencia Efe en torno a las auditorías. Castejón defiende la posición de su ex secretario general, Floro Noriega, a quien se, ha acusado de obstruccionismo a la labor de los censores jurados de cuentas, y critica a los actuales dirigentes del Consejo, entre otras cosas, por «hablar ahora de retrasos y atribuirlos al pasado, cuando ha transcurrido más de un año desde que el actual secretario de Estado está al frente del Consejo».Castejón señala que sale al paso con sus puntualizaciones a la vista de «haberse imputado un presunto retraso en la tramitación de las auditorías a Floro Noriega y por el ataque indiscriminado a los directivos de las federaciones». El ex director del CSD afirma que «las auditorías fueron contratadas para hacer un muestreo y conocer a través del mismo, y por unos técnicos como los miembros del Instituto de Censores Jurados de Cuentas, el estado real de la administración contable, y poder elaborar con ellas la norma reglamentaria de exigencias contables en cada federación».
Otros asuntos más urgentes
Añade Castejón que «las auditorías no fueron encargadas para descubrir presuntas irregularidades -los censores no juzgan, sino analizan técnicamente la contabilidad-, pues esta labor correspondía en diversas etapas a la inspección del Consejo, a la intervención delegada y, en último término, al Tribunal de Cuentas».Castejón, al defender a su ex secretario general, Floro Noriega, asegura que no tiene sentido hablar de retraso por su parte cuando era él, como director general, el que determinaba las prioridades. En este sentido, Castejón admite que «en aquel momento, y pienso que ahora haría lo mismo, decidí que era mucho más importante llevar a cabo los programas técnicos deportivos y ayudar a las federaciones antes que completar una información importante, pero no urgente en aquel momento».
El ex secretario del CSD señala posteriormente en sus afirmaciones que «no tiene sentido en mayo de 1981 hablar de retraso imputable al equipo que cesó en enero de 1980 y que a propia iniciativa había contratado las auditorías hacía menos de seis meses, cuando ha transcurrido más de un año desde que el actual secretario de Estado está al frente del Consejo. Hablar de retrasos y atribuirlos al pasado, aparte de ser una actitud de muy dudosa elegancia, y que pone de relieve a quien en el CSD ha dado la información, podría considerarse como una broma si no supusiera un ataque a quienes, con acierto o sin él, hemos trabajado de buena fe ».
Asimismo, Castejón señala los aspectos que, a su juicio, eran más urgentes que las auditorías, y que su ex secretario general era el encargado de «desarrollar los presupuestos-programa del Consejo, terminar la segunda edición del libro sobre el deporte español (incomprensiblemente sin publicar, a pesar de que fue terminado), ayudar a concluir el libro blanco de Educación Física (terminado y, también sin que sepamos por qué, sin publicar), impulsar el expediente para la contratación de las películas sobre el deporte para todos (realizadas y que tampoco han sido proyectadas aún), terminar toda la difícil tramitación del plan de investigación científica aplicada al deporte (del que no se ha vuelto a tener noticia), extender y consolidar los centros de iniciación técnica, poner en marcha los de perfeccionamiento y otros proyectos decisivos para no colapsar la marcha del deporte nacional».
Castejón asegura también que «no tiene sentido tratar, tendenciosamente, de calificar de obstruccionista la conducta de la secretaría general, cuando la vía, en caso de responsabilidades administrativas, nunca puede hacerse a través de auditorias, sino por la inspección, la intervención, el Tribunal de Cuentas y, en su caso, ante los tribunales de justicia».
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