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La intransigencia israelí en política exterior beneficia electoralmente a Beguin

Los sondeos electorales realizados en Israel de cara a los comícios legislativos previstos para el próximo día 30 de junio colocan por primera vez a la coalición dirigida por el primer ministro, Menájem Beguin, el Likud, al mismo nivel que el Partido Laborista, principal formación de la oposición.

A pesar del creciente riesgo de guerra con Siria, del aislamiento internacional de Israel y de las serias dificultades económicas que atraviesa el país, la popularidad de Beguin está en alza, a causa de su intransigente política exterior en la crisis libanesa.A principios de año, en enero, los sondeos otorgaban 58 escaños a los laboristas y tan sólo veinte al Likud. En marzo, la diferencia se había reducido a 45-33. Ahora, ambos partidos obtendrían 41 diputados.

Además de su dureza en materia de política exterior, las divisiones de la dirección del Partido Laborista, el desgaste de su líder, Shimon Peres, y las medidas económicas tomadas por el nuevo ministro de Finanzas explican el auge electoral de Beguin.

El titular de finanzas ha decretado varias reducciones milagrosas de precios, consideradas electoralistas y suicidas por la oposición, que permiten la adquisición de coches particulares o televisores en color más baratos. Estas medidas son de indudable popularidad.

Por otro lado, desde que sufrió un infarto, el jefe del Gobierno israelí está sometido a una intensa medicación, que influye sobre su carácter, haciéndole pasar de períodos de apatía a otros de euforia.

Estos últimos días pasa por una fase de exuberancia que se caracteriza por una cierta agresividad. Prueba de ello, sus ataques al canciller alemán, Helmut Schmidt, y al presidente francés, Valéry Giscard d'Estaing; sus amenazas a propósito de la crisis libanesa y sus intervenciones soberbias, con las que, según la oposición, intenta «llegar al corazón del ciudadano medio, pero no a la cabeza».

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Este Beguin soberbio seduce a los electores israelíes cuando crece justamente el pesimismo sobre las posibilidades de éxito de la misión emprendida en Oriente Próximo por el emisario del presidente norteamericano Reagan Philip Habib, que ayer se entrevistó en Beirut con el presidente libanés, Elías Sarkis. Posteriormente, Habib se desplazará a Damasco y Jerusalén para intentar solucionar la crisis libanesa.

El inicio de las conversaciones de Habib en Beirut coincidió ayer con un recrudecimiento de los combates callejeros en la capital libanesa y los duelos de artillería en el sur de Líbano.

Si la postura israelí no parece suavizarse, Siria tampoco hace concesiones. El jueves, Damasco envió 7.000 soldados al valle libanés de Bekaa, al tiempo que colocó una nueva batería de misiles antiaéreos SAM en las montañas al este de Beirut.

Israel replicó a este despliegue desplazando más carros de combate y vehículos blindados a su frontera con Líbano, anunció ayer la radio oficial libanesa.

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