La crisis del Atlético se agravó en Vallecas
La derrota del Atlético de Madrid en Vallecas ha puesto en peligro su continuidad en el torneo de Copa. No sólo por los tres goles de diferencia, sino porque sigue en crisis y es más que incierto que en el partido de vuelta sea capaz de remontar los tres goles de diferencia. Bien es verdad que presentó un equipo de circunstancias, pero en sus jóvenes jugadores falta un elemento imprescindible para jugar al fútbol: la fe.El Rayo Vallecano de ayer recordó al Rayo de hace unos años, cuando, en su retorno a Primera División, se convirtió en el «matagigantes». Su fútbol fue espectáculo, mezcla de corazón y virtuosismo, cuyo preciosismo fue posible por la pasividad del Atlético, que en la primera media hora del encuentro fue un convidado de piedra. El Rayo, ayer todo ambición, buscó una goleada escandalosa. Ni siquiera se conformó tras el descanso; aceptó un intercambio ofensivo en la segunda parte, en lugar de defender su ventaja para no encajar ningún gol, y a punto estuvo de lograr el cuarto gol en el último minuto, malogrado por el individualismo que emborrachó a Maté.
La primera media hora de juego supuso una pesadilla para el Atlético. Encajó tres goles, que igual pudieron ser cinco, y hasta que no comenzó a agotarse el medio campo rayista, los visitantes tuvieron sobre sí la amenaza de nuevos goles. García Traid se vio obligado a sacar del campo a Fraguas para que Julio Alberto taponara las incursiones del lado derecho atacante, y por primera vez hubo anticipación en los jugadores atléticos, aunque fuera a base de entrar en falta. Este cambio dejó, sin embargo, romo el ataque del Atlético, porque Moya no se desenvolvió bien ante la contundencia de la defensa rival y tuvo que sustituirle, con lo que desperdició tener un hombre más de refresco sobre el campo, algo decisivo por el ritmo vertiginoso que en algunas fases alcanzó el partido.
El Atlético intentó la salida en tromba tras el descanso, pero se encontró con que el Rayo aceptó el intercambio ofensivo y lejos de cerrarse, sus jugadores siguieron buscando la vertical
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