Juanito, lamentable
Bastó que la directiva del Real Madrid dirigiera un escrito al Comité de Competición, a fin de que Juanito fuera exculpado del numerito del pasado domingo, para que éste pusiera en ridículo a sus propios dirigentes y al fútbol español, en Mestalla, contra Hungría. El público de Valencia, que jaleó al jugador madridista en los pocos momentos felices que tuvo, reaccionó deportivamente cuando agredió a Varga y le recriminó su actitud. Afortunadamente, el público de casa dejó a un lado la pasión y respondió de manera ejemplar.De una vez por todas, los públicos deberían actuar menos ciegamente y reprochar a los suyos aquello que está al margen del deporte. Juanito es un especialista en provocar altercados con jugadores y árbitros. El Madrid debería hacer pública también su postura ante la absurda actitud de su jugador frente a Hungría.
No es la primera vez que Juanito, con la selección, es protagonista vergonzante. Su actitud es demasiadas veces provocadora, y de su conflictividad natural no puede obtenerse otro resultado que no sea perjudicial para el Madrid y el equipo nacional.
El lamentable espectáculo quiso borrarlo con un arrepentimiento en los vestuarios. Pero lo que hubiera sido suficiente para cualquier jugador no puede serlo para él, porque es un hábito que ya no puede escudarse en las buenas palabras posteriores. Si no rectifica a tiempo habrá que plantearse la posibilidad de excluirle de la selección por muy necesaria que sea a veces su colaboración.
Quienes llegaron a pensar que Juanito podía tener alguna razón en su discusión con Andújar Oliver probablemente habrán cambiado de opinión. A Juanito no habrá quien le crea nunca más. Y, sobre todo, tras esas declaraciones radiofónicas en las que dijo, con absoluto descaro, que deliberadamente, en ocasiones, echa al público sobre los árbitros.
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