Clausurada la conferencia del PC de Andalucía con un tercio de abstenciones
Con la abstención de más de un tercio de los delegados asistentes, identificados con el grupo de dirigentes que acusaba de desviacionismo al anterior comité provincial (véase EL PAÍS de 11 de abril), quedó clausurada en la madrugada de ayer la conferencia provincial extraordinaria del Partido Comunista de Andalucía, la más tensa y polémica de las celebradas en Sevilla en los últimos años.
El sector mayoritario en el comité saliente, encabezado por Juan Bosco Díaz, consiguió una victoria relativa sobre la minoría denunciante. No obstante, tanto las tesis políticas como el nuevo comité provincial fueron aprobados con la abstención de un muy numeroso grupo de delegados (entre 170 y 180 sin que el hermetismo de las fuentes informantes haya permitido precisar más) y, desde luego, de la mayoría de los delegados de Sevilla capital.
De este nuevo comité han sido eliminados los diez dirigentes que firmaron el documento publicado por EL PAÍS denunciando que los seguidores de Juan Bosco Díaz realizaban una práctica política contraria a al eurocomunismo, entre ellos los concejales del Ayuntamiento sevillano José Manuel Cervera y Eugenio López, el ex secretario de finanzas José Hormigo; el secretario provincial de CC OO del metal, y el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos.
Llamamientos a la unidad
Los intentos de los miembros del Comité Central del PCE Ignacio Gallego y Francisco Romero Martín de que se llegase a una candidatura de síntesis entre los dos sectores enfrentados resultaron inútiles, al exigir la mayoría que los acusadores se retractasen públicamente de sus denuncias, consideradas calumniosas y confusionistas. De esta manera, la conferencia se desarrolló entre continuas tensiones, que afectaron incluso a la elección de la mesa, hecho insólito en actos de este tipo.El sector minoritario llegó a retirar a sus catorce miembros en la comisión de candidatura por estimar que se obstruían sistemáticamente todas sus propuestas. Ignacio Gallego, en su intervención final, hizo un patético llamamiento a la unidad y lamentó que los comunistas se enzarzasen en luchas internas teniendo en cuenta la delicada situación política que vive el país.
Para un destacado representante del sector triunfador, la reacción de los derrotados no obedece más que a la pérdida de la hegemonía por parte del aparato tradicional del partido y su sustitución por nuevos dirigentes enemigos del culto a la personalidad y del burocratismo. El mismo portavoz insistió en que la organización de Sevilla no cuestiona el eurocomunismo y que no puede establecerse ningún paralelismo entre esta polémica y la que se ha producido en el PSUC.
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