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La natación norteamericana confirma su supremacía mundial

La natación norteamericana, en su primera gran oportunidad de la temporada, ya con sus figuras en forma, volvió a demostrar su primacía dentro del deporte acuático. De quince pruebas olímpicas masculinas manda en once. Ambrose Rowdy Gaines, con 49.36 en cien metros libres, y William Paulus, con 53.81 en cien mariposa, superaron el viernes en Austin los respectivos records mundiales de ambas pruebas. El primero mejoró la plusmarca más antigua, clásica y rápida, cuando la natación es una disciplina especialmente dinámica; el segundo bajó, por primera vez, de la barrera de los 54 segundos, a la que el legendario Mark Spitz sólo se habia acercado. Gaines, gran ausente en los Juegos Olímpicos de Moscú, donde el boicoteo impidió a los nadadores estadounidenses ganar, al menos, la mitad de las medallas, logró así deslizarse a 7,3 kilómetros por hora.

Tanto Ambrose Rowdy Gaines conio William Paulus, aprovecharon perfectamente, la reunión especial preparada por la Federación Norteamericana ele Natación, en Austin (Tejas), sobre piscina olímpica de cincuenta metros, para superar los récords mundiales del hectórnetro en las modalidades de crawl o libre y mariposa. La Federación Internacional de Natación Amateur (FINA) dio además carácter oficial a las pruebas, organizadas en la piscina de Woodlands. en el intermedio de los campeonatos nacionales universitarios ya disputados la semana pasada también en Austin, sobre distancias en Yardas, y los de invierno que se celebrarrán la próxima semana en Boston.Gaines, primer velocista mundiial

Ambrose Gaines, conocido por el apelativo de Rowdy, era, sin duda, el más calificad o aspirante a lograr el récord mundial de la prueba reina de Ia velocidad, los cien metros libres. Mejor tiempo ya del año 1979, con 50.41, obtuvo en 1980, por dos veces 49.61: en los campeonatos de invierno de Estados Unidos disputados igualmente en Austin, el 9 de abril, y en los de verano, contestación a los Juegos Olímpicos de Moscú, el 30 de julio en Irvine (California). Nadie se acercaba ya tanto (además de destronar al soviético Kopliakov en los doscientos libres, con 1.49.16, contra 1.49.83, en venganza olímpica adelantada) a los 49.44, viejo récord mundial del surafricano Jonty Skinner, logrados el 14 de agosto de 1976 en Filadelfia.

Ambos nadadores, curiosamente, habían corride suertes paralelas al quedarse sin el triunfo olímpico por circunstancias extradeportivas. A Skinner, nacido en Kimberley, la zona surafricana de los diamantes, no se le permitió participar en los Juegos de Montreal representando a Estados Unidos, pese a que solicitó la nacionalización tras estudiar y participar muchos años con la Universidad de Alabama. Era su única oportunidad, pues Suráfrica estaba -y está- fuera del movimiento olímpico a causa del apartheid, que además él no compartía. Se ha casado con una asiática. En cuanto a Gaines, el boicoteo promovido por Carter le impidió la victoria en Moscú, casi con seguridad, ante el único gran enemigo de los norteamericanos, ahora el alemán onental Jeorg Woithe, recordman europeo y medalla de oro con tiempos siempre por encima de los cincuenta segundos: 50.21, plusmarca continental, y 50.40 en la final olímpica, respectivamente.

Gaines, con sus 49.36, se ha convertido así en el nadador más rápido de una prueba olímpica, tras confirmarse como uno de los tres solitarios que han podido bajar de otra de las barreras mágicas del deporte acuático: los cincuenta segundos. Antes incluso que Skinner lo consiguió el también norteamericano Jim Montgomery, precisamente campeón olímpico en 1976, y campeón mundial de cien y doscientos en Belgadro-73, pues ha sido uno de los grandes monstruos de la natación. Obtuvo 49.99 el 25 de julio, es decir, que fue recordman mundial sólo veinte días, pero ya había sido igualmente el primer nadador en bajar de los 51 segundos un año, antes.

Bottom, aún el más rápido

La velocidad del nuevo récord de cien metros libres equivale a casi 7,3 kilómetros por hora, contra los 7,28 de Skinner. Sin embargo, la máxima rapidez sobre el agua lograda por un hombre se refiere a distancias más cortas, justamente las que en los últimos tiempos, siempre con la fiebre de la velocidad, se han puesto de moda. Otro norteamericano -¡como no!- Joe Bottom, el hombre que borró de las listas el último récord de Mark Spitz -54.18 en cien mariposa, por 54.27- se retiró la pasada tempo rada también con la amargura de no acudir a la cita olímpica, pero aún posee unos impresionantes 19.70, mejor. marca mundial de cincuenta yardas -45.72 metros en piscina corta de veinticinco, lo que supone una velocidad de 8,35 kilómetros por hora. Galnes, por cierto, tiene 19.80, que equivale a 8,31.

Bottom, como despedida de su carrera, logró también la mejor marca mundial de cincuenta metros libres en la reunión posolímpica de Honolulú, en agosto del año pasado. Sus 22.71 suponían 7,93 kilómetros por hora. Pocos meses más tarde, exacta mente en la primera semana de enero de este año, el alemán Woithe confirmó, en Galnesville (Florida), su calidad de velocista, y aunque sólo estaba presente David McCagg, campeón mundial en Berlín-78 -no Gaines, pese a la coincidencia del nombre-, rebajó la marca de Bottom por dos veces, con 22.29 y 22.09. Esta última su pone 8,15 kilómetros por hora aunque conviene no olvidar que es en distancia algo más larga que las cincuenta yardas.

Gaines, que tiene sólo 22.19 en cincuenta libres -tercer mundial tras Woithe y Bottom-, con lo que demuestra su mayor capacidad para distancias más largas -de ahí que posea también el récord mundial del doble hectómetro-, mide 1,83 metros -Skinner, 1,95, y Woithe, 1,94- y pesa 75 kilos. Es, pues, más bajo y más potente. Cuenta ya veintidós años -nació el 17 de febrero de 1959 en Winter Haven (Florida)-, la misma edad a la que superó Skinner su récord, por lo que Los Angeles-84 quizá le llegue ya tarde. De todas formas, Bottom tenía veinticinco y aún aspiraba a lanar medallas en Moscú. Lo que si parece claro es que en la velocidad o pruebas cortas de natación -curiosamente como en las de fondo en atletismo- el deporte acuático, en el que priva la precocidad, envejece. Gaines, en gran forma, había anunciado ya su récord al ganar las cien yardas, con 42.38, y las doscientas, con 1.33.91, hace una semana, en los campeonatos universitarios.

Otro "récord" recuperado

Si el récord de cien metros era uno de los que se les había escapado a los nadadores norteamericanos -les faltan aún los de cuatrocientos y 1.500 libres, cien y doscientos braza-, otro tanto había sucedido con el de mariposa. En la misma piscina milagro de Austin, el 11 de abril del año pasado, el sueco Per Avidsson también estudiante en Estados Unidos, se lo había arrebatado por tres centésimas -54.15. contra 54.18- a Joe Bottom. Su éxito en una de las series de los campeonatos de invierno norteamericanos lo iba a reeditar -esta vez sin rivales de Estados Unidos, como el propio Bottom, por ejemplo- en Moscú, donde venció con 54.92. La niodalidad de mariposa -separada de la braza sólo después de 1952-, de dominio habitual norteamericano especialmente tras la aparición de Mark Spitz, en 1967, que acabó con unas intromisiones del húngaro Tumpek, del japonés Ishimoto y del argentino Nicolao, tenía un dueño europeo.

El potencial estadounidense, sin embargo, no podía permitir eso y William Paulus, otro atleta potente, de veintiún años, 1,88 metros y 84 kilos, nacido en Long Beach (California), y estudiante de medicina en la Universidad de Tejas, se convirtió el viernes, nadando en 53.81, en el primer hombre que baja de los 54 segundos en el hectómetro. Cabe señalar que sólo se había revelado el año pasado ganando los campeonatos nacionales de verano en Irvine, con 54.34 -lejos de los 54.15 de Arvidsson- y después de haber sido únicamente undécimo mundial en 1979, con 55.42. Actualmente poseía la cuarta mejor marca de todos los tiempos, con 54.92, por detrás de Arvidsson, Bottom y Spitz, Ahora ha pasado a la cabeza.

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