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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Señor Hermida, rectifique

El atletismo español se agita, señor director general del Consejo Superior de Deportes, entre la alegría y el desencanto desde hace tiempo, y usted acaba de defraudar las esperanzas que muchos teníamos en un futuro más estable. Cuando el señor Benito Castejón regia el CSD tuvo lugar el tremendo escándalo de los Juegos Mediterráneos, sinsabor que sólo la extraordinaria actuación atlética en la Olimpiada de Moscú pudo borrar.Creíamos hallarnos en el buen camino. Está preparándose a conciencia el Mundial de Cross, y se ha logrado otro magnífico éxito en los Campeonatos Europeos de Pista Cubierta. Y ha sido ahora, justo cuando tantos años de esfuerzo colectivo parecían dar su fruto, cuando usted nos acaba de asestar un duro golpe bajo.

Probablemente no era esa su intención primera. Pero el presupuesto que el Consejo Superior que usted dirige, señor Hermida, le ha asignado a la Federación Española de Atletismo (281.745.000 pesetas) me induce a pensar que usted se ha equivocado, y haciéndolo nos arroja a un pozo de difícil salida.

Imagino que el reparto del presupuesto asignado al CSD no es tarea fácil y que siempre habrá descontentos. Hoy es el atletismo el perjudicado, y por esa razón somos los atletas -y no la Federación ni el señor De Hoz, sino un atleta- los que protestamos desde estas líneas, que son abiertas por razones que todas las papeleras del mundo conocen.

En su reparto le ha dado al atletismo poco más de 280 millones, es decir, 2.814.967 pesetas más que la temporada anterior. Si ello fuese irreversible, y estoy convencido de que no lo es, las consecuencias serían nefastas y dramáticas para nosotros. En el deporte, estancarse y no avanzar supone siempre un grave retroceso. Usted le da al atletismo español 47.174.000 pesetas menos de las que solicitábamos, y eso, señor Hermida, nos hunde.

El proyecto de presupuesto solicitado (328 millones) era reducido, corto y ridículo con respecto a las verdaderas necesidades de este deporte, que imagino usted debe conocer al detalle. Le recordaré, por si acaso, que en Grecia, donde el atletismo es considerado de «utilidad pública», la Federación helénica dispone de mil millones para su distribución.

En resumen, señor director general: con esta decisión usted hace inviable la «planificación Gil», proyecto de relanzamiento atlético hasta la Olimpiada de Los Angeles, cuya primera piedra se edificó, como decía antes, en Moscú.

Le recordaré algunas de las premisas del plan Gil: «Nuestro atletismo padece unos déficit innegables, como son: ausencia de un cuerpo técnico profesional y funcionario dependiente del Ministerio y al servicio técnico de la Federación (eso sucede en Italia); inexistencia de una atención socioeconómica hacia aquellos atletas de nivel olímpico y mundial; falta de una auténtica infraestructura en cuanto a centros de entrenamiento a disposición de una amplia elite del atletismo nacional (le recordaré que en la Residencia Blume, de Madrid, hace nueve meses que no funcionan las duchas ... ); apoyo científico-médico en la medida en que, en los tiempos actuales, lo precisa el deporte a nivel internacional» (aún hoy, en España, el masaje parece un lujo).

Plan duro

Usted, señor Hermida, que debe conocer bien nuestra realidad, estará de acuerdo con Carlos Gil, al igual que coincidirá en el tema de las ayudas a atletas, que se exponía del siguiente modo: «Intentar el ideal de un respaldo social en todos sus aspectos; apoyo económico suficiente para aqueIlos atletas de alto nivel que (...) pueden brillar en Los Angeles, ofreciéndoles las necesarias garantías de continuidad, a fin de evitar deserciones prematuras; luchar contra un seudoprofesionalismo, que tanto daño hace a nuestro deporte, y, en con secuencia, endurecer las marcas del segundo y tercer nivel».Debe usted saber que el plan Gil es muy duro para con los atletas. Se nos prometía bastante, pero se nos exigía mucho más. No obstante, los atletas dijimos sí al plan, y el primer logro ha sido el del europeo indoor, en el que se ha superado ampliamente el objetivo (cuatro finalistas) al conseguirse tres medallas y otros tres finalistas.

¿Por qué, pues, su cicatería presupuestaria? Decía Carlos Gil en su plan: «Si estamos de acuerdo en los objetivos (...) hemos de estarlo también con los medios y procedimientos para lograrlos. ( ... ) El futuro entraña más dificultad lógicamente, pero las bases están trazadas. Es caro el atletismo en todos los niveles, y en el alto, mucho más. ( ... ) En 1980 hemos logrado un noveno puesto en el ranking europeo. Ello es todo un desafío».

Usted, señor Hermida, nos va a impedir que ganemos ese reto contra nosotros mismos. Sin el plan Gil, muchos de los objetivos se vendrán abajo. Ello nos mantendrá en una infraestructura atlética casi tercermundista, alejados de la cabeza mundial y del progreso. Pretendemos una plena integración a todos los niveles en la Europa occidental, pero seguiremos a años luz en materia deportiva. Usted, que es un estudioso y teórico del deporte internacional, sabe de la absoluta necesidad de medios modernos, científicos y sofisticados, de ayudas estatales, de seguridades colectivas y de planes globales, de incentivaciones sociales y de controles médicos. Y sabe que todo ello se aplica rigurosamente en esa Europa en la que casi estamos metidos atléticamente.

Nos faltaba un empujoncito y usted, señor Hermida, se ha vuelto remiso. Con su actitud nos está hipotecando el futuro deportivo a muchos atletas, y con ello, digámoslo también, parte de nuestro porvenir económico e incluso social. Por eso, vuelvo a preguntarle las razones de su decisión. Dígalas. Si existe un mal reparto o un mal repartidor en la federación, digalo también. No se lo calle, que eso aún nos perjudicaría más.

Por todo ello, señor Hermida, le digo que los atletas estamos dolorosamente hartos. De recibir nuestras becas tarde, mal o nunca; de ser marginados de unos estatutos en los que deberíamos ser protagonistas.

La solución no está en trapicheos o recomendaciones de amigos, en conversaciones del hermano del ministro, con quien haya que hablar para que esto se arregle. Tampoco es solución aceptar unos estatutos denigrantes por el simple hecho de que así el CSD quizá ofrezca más dinero.

La solución, señor director del EFE Consejo Superior de Deportes, es darle al atletismo español lo que merece. Lo que merece por sus triunfos en Moscú, en la Westathletic, en el Mundial de Cross o en el Europeo Indoor. Lo que se merece por tener atletas del talento de Llopart, Corgos, Páez, Moracho, Vargas, Ramón o Marín. Lo que se merece por su gran volúmen de practicantes, por la afición, el esfuerzo y el sacrificio de los atletas y los entrenadores, de todos nosotros. Por todo ello, apelo a su sentido de la responsabilidad y de la vergüenza, para que no convierta el hermoso proyecto de Carlos Gil en un aborto sin retorno.

Recordaré, por último, señor Hermida, una fotografía que realicé al descender del avión en que regresamos de Moscú. Es una foto que nadie posee y que le hice desde la escalerilla. En esa imagen está usted abrazándose efusivamente a Jordi Llopart, dándole las gracias por su éxito y por el de todos en la Olimpiada.

Hoy, los mismos que estábamos allí seguimos esperando de usted una postura justa y coherente. A las felicitaciones deben seguir las grandes decisiones. De lo contrario, uno pasa a creer que le han engañado y que sólo les interesamos para las fotografías de los éxitos. Recuerde que los mejores gobernantes son aquellos que conquistan la confianza de su pueblo. Y que usted, por el momento, aún no ha ganado la nuestra. Seguimos esperando un gesto de buena voluntad.

Martí Perarnau, atleta olímpico, es representante de los atletas en el Consejo Directivo de la Federación Española de Atletismo.

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