Alfonso Grosso
sufrió anteanoche las embestidas de la Sevilla señorial e inquisidora que tan bien conoce, escribe José Aguilar. Fue con motivo de la presentación en la capital andaluza de su libro Con flores a María. Nada más terminar el acto literario, se le acercó un grupito de señores y, señoras emperifollados que, en un tono crecientemente agresivo, se dedicaron a echarle en cara la visión que el escritor ofrece en el citado libro sobre la popular romería del Rocío, uno de los temas tabú en Andalucía. Los interpelantes pronunciaban frases del tipo «es una vergüenza que se publiquen libros como éste», y le preguntaban a Grosso si era católico practicante; obviamente, no hubo acuerdo entre las partes.
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