Victoria del campeón Alan Jones en la primera carrera del año
El australiano Alan Jones, actual campeón del mundo, se impuso con claridad en la primera carrera del Campeonato del Mundo de Fórmula 1 de esta temporada, disputado el pasado domingo en el circuito urbano californiano de Long Beach (Estados Unidos). La victoria de Jones, tercera consecutiva y número once en su carrera, según informan las agencias, se completó con el récord de la vuelta. Para su escudería, Williams, el triunfo estuvo acompañado por el segundo lugar del argentino Carlos Reutemann.
Antes de la carrera, en los entrenamientos oficiales, Alan Jones había demostrado que el haber conseguido el título la pasada temporada no le había restado un ápice de motivación, como ha ociirrido con otros pilotos anteriorniente. Sus registros, teniendo en cuenta que su Williams era prácticamente el viejo modelo, pero sin faldillas aerodinámicas, fueron brillantes, aunque, al final, se vio superado por un espléndido Riccardo Patrese, sorprendentemente poleman, hombre más rápido en los entrenamientos oficiales, en la parrilla de salida.Otra de las notas destacadas de las sesiones de entrenamientos oficiales fue la reclamación contra el nuevo Lotus 88. El indudable genio de Colin Chapman, inventor de casi todos los grandes avances de la fórmula 1, había servido para crear un coche totalmente revolucionario, con dos chasis superpuestos. Pero mientras Chapman afirmaba la legalidad de su vehículo, casi todas las restantes escuderías se opusieron por considerar que el coche vulneraba la reglamentación vigente. Al final, los comisarlos denegaron al equipo Lotus la posibilidad de tomar la salida con el nuevo coche.
Nada más darse la salida, fue Patrese el que tomó el mando. El italiano forzó al máximo, distanciándose algo del resto, aunque con: el argentino Carlos Reutemann, segundo piloto de Williams, inmediatamente detrás.
Al llegar a la vuelta número veinticuatro de las ochenta de que constaba esta carrera, la suspensión y la caja de cambios del Arrows del italiano comenzaron a fallar. Reutemann, consciente de la pérdida de efectividad del coche de Patrese, intentó superarle en un par de ocasiones, hasta que, una vuelta más tarde, logró su propósito.
En ese momento, Alan Jones, que había rodado hasta entonces algo más rezagado en un intento de cuidar sus neumáticos, unos Michelín de comportamiento desconocido para él, se lanzó al ataque. En muy poco tiempo, Jones anuló la diferencia que le llevaban los dos anteriores, superó a Patrese con cierta facilidad -el italiano no tardó mucho en detenerse en boxes-, e hizo lo propio con su companero de equipo, cuando éste cometló un pequeño fallo con el cambio de marchas.
Una vez en cabeza, el campeón del mundo cobró cierta ventaja, que nunca fue muy grande con respecto a Reutemann, pero que, para el brasileño Nelson Piquet -Brabham-, el italonorteamericano Mario Andretti -Alfa Romeo-, el también norteamericano, aunque con residencia en Roma, Eddie Cheever -Tyrrell-, y el francés Patrick Tambay -Theodore-, clasificados a continuación y que mantuvieron un cerrado duelo entre ellos durante buena parte de la carrera, era ya un muro infranqueable.
Al terminar la carrera, el actual campeón del mundo y primer líder del mundial de esta temporada, radiante por su tercera victoria consecutiva, tuvo palabras muy fuertes para el presidente de la Federación Internacional, el francés Balestre. El duelo entre los federativos de un lado y los constructores y pilotos, de otro, ha dejado profunda huella en Alan Jones, uno de los más beligerantes anti-Balestre. Alan Jones dijo que su alegría por la victoria contrastaría con la tristeza que debería tener el presidente de la Federación Internacional, que había provocado la guerra contra constructores y pilotos para intentar ayudar a la victoria de Renault, que, en Long Beach, había hecho el ridículo.
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