Murieron cincuenta pasajeros del Luciérnaga.

Acababa de descarrilar un mercancías de dos unidades cuando su conductor vio, aterrorizado, que el expreso Luciérnaga, repleto de turistas que volvían de sus vacaciones de verano en Mar del Plata (Argentina), se abalanzaba sobre ellos a 120 kilómetros por hora. Siete de sus trece vagones se empotraron uno en otro; cincuenta personas, al menos, perdieron la vida, y otras 150 resultaron heridas. Para colmo de males, el accidente tuvo lugar en una zona apartada, a sesenta kilómetros de Buenos Aires, y pasaron varias horas antes de que se diera la alerta y llegaran los primeros socorros.