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Casaroli informa al Papa de sus contactos con la Iglesia católica china

Juan Pablo II mantuvo a primera hora de la tarde de ayer una larga conversación con su secretario de Estado, el cardenal Agostino Casaroli, quien regresó, vía Manila, de Hong Kong ese mismo día, tras su entrevista con el administrador apostólico de Cantón.

Al reincorporarse a su despacho a última hora de la mañana, mientras el Pontífice hablaba de su reciente viaje al Extremo Oriente en la audiencia general de la semana, el purpurado encontró encima de su mesa una urgente solicitud de audiencia del embajador de la República de China (Taiwan) en la Santa Sede, Chow Shu-Kai.La conversación del cardenal con el Papa y el encuentro que tendrá con el diplomático de Taiwan tienen un tema común: las consecuencias del llamamiento que Juan Pablo II hizo el 18 de febrero, desde Manila, a las autoridades de Pekín para una reconciliación entre la Iglesia católica y la República Popular China.

En Hong Kong, Casaroli tuvo el sábado pasado, importantes encuentros, especialmente con el cardenal Yimin Deng, de 72 años de edad, administrador apostólico (sede vacante) de Cantón.

Deng, tras veintidós años de cárcel, fue liberado el pasado mes de junio y autorizado por el Gobierno de Pekín a descansar durante un año, desde el pasado mes de noviembre, en su ciudad natal

A su llegada al aeropuerto romano de Fiumicino, el cardenal Casaroli anticipó a la Prensa una parte de lo que diría luego al Papa.

En primer lugar, expresó su confianza de que el cardenal Deng pueda tener la oportunidad de venir a Roma, para cumplir a la vez con un deseo suyo y el deseo del Papa, que quiere manifestarle su afecto, su agradecimiento y escuchar todo cuanto pueda decirle directamente sobre China.

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El purpurado explicó que había viajado a Hong Kong desde Japón, una vez terminado el viaje del Papa, para manifestar al anciano prelado el interés del Pontífice por su persona «y por todo lo que él representa, es decir, la Iglesia católica en China y a todo el pueblo chino».

«Esperamos mucho del cardenal Deng», añadió Casaroli, «porque nos puede ayudar en la medida en que está considerado por las mismas autoridades chinas como una persona fiel a la vez a la Iglesia y a su patria».

En el mismo sentido de las palabras dirigidas desde Manila al pueblo chino por el Papa, el cardenal Casaroli dijo que había hablado con Deng «no de su experiencia pasada, que en cierto sentido él ha olvidado, sino del futuro».

El purpurado destacó por otra parte el interés del cardenal Deng en aclarar el equívoco, «difundido tanto en China como en el exterior», que confunde la Asociación de Católicos Patrióticos con la Iglesia católica en China.

La referida Asociación, aunque sean miembros de la misma tanto obispos y sacerdotes como laicos, «no es una Iglesia» y, por tanto, no necesita reconocimiento eclesiástico alguno», subrayó el cardenal.

«El problema», añadió Casaroli, «consiste en saber si los miembros de la Conferencia Episcopal China, constituida el año pasado, aceptan los principios fundamentales de la organización de la Iglesia católica».

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