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EL Pleno del Congreso

Socialistas y comunistas califican la muerte de Arregui como un atentado al proceso democrático

Los grupos Socialista del Congreso, Comunista y Andalucista coincidieron al preguntar al Gobierno sobre la muerte de José Arregui en que este hecho es un atentado contra el proceso democrático y pone en cuestión la legislación antiterrorista aprobada por la Cámara, por el mal uso que de ella hacen ciertos funcionarios. La Minoría Catalana, en cambio, llamó a la serenidad y coincidió en la necesidad de aclarar las responsabilidades.Gregorio Peces-Barba, como portavoz de los socialistas, distinguió tres planos del problema: ético, porque se ha producido una muerte; jurídico, porque se pone en entredicho la legislación, y político, por la trascendencia del tema. Sobre el primero afirmó que una vida es la raíz de todas las concepciones éticas del mundo, y preguntó al Gobierno si está en condiciones de garantizar que la vida humana está segura en el funcionamiento de las instituciones de las que el Gobierno es responsable, así como por los funcionarios que en ella trabajan.

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En el plano político preguntó si «quienes pensamos que la legislación antiterrorista no es anticonstitucional podemos estar tranquilos sobre la posibilidad de que se haga un uso torcido. de ella. No se puede hacer una acusación generalizada, pero dudamos que sean los más adecuados quienes el Gobierno ha destinado a la lucha antiterrorista».

En esta línea preguntó que autorización legal tiene el Gobierno para negar la asistencia letrada al detenido, por qué no se comunican las detenciones al fiscal, y por qué en algunos supuestos se ha negado a los jueces de instrucción, concretamente en Bilbao, la asistencia a los interrogatorios.

Políticamente, Peces-Barba dijo que la muerte de Arregui es una provocación antidemocrática, «una bofetada que se ha dado desde el jefe del Estado a todos los demás que han querido llevar al País Vasco por el camino de la racionalidad», y anunció que su grupo presentará una moción sobre este tema que tendrá que soportar el próximo Gobierno.

En este punto del debate, el vicepresidepte del Gobierno ' Manuel Gutiérrez Mellado, pidió la palabra para decir a Peces-Barba que le había «faltado el detalle de referirse al presunto terrorista José Arregui». Desde su banco, el diputado-socialista Pablo Castellano apostilló a su vez que se trataba de un ciudadano, a lo que un diputado centrista, no identificado, le respondió: « ¡Cállate, imbécil! ».

Santiago Carrillo, por el Grupo Comunista, comenzó recordando a los numerosos policías víctimas del terrolismo, pero afirmó que el problema no es ése, sino la actuación de los funcionarios que, amp arándose en la plaga del terrorismo, ponen en cuestión la democracia.. Afirmó que,tras el éxitopara aislar al terrorismo que había supuesto -la visita de los Reyes al País Vasco y las manifestaciones por la muerte del, ingeniero Ryan, el caso Arregui ha conseguido que los terroristas hayan logrado sacar de nuevo a la calle miles de personas.

Señaló que se trata de aclarar las responsabilidades de ciertos aparatos de dirección incrustrados en la policía, y preguntó al ministro de Justicia por el cumplimiento de las garantías judiciales de la ley Antiterrorista, advirtiendo que su grupo puede pedir la derogación de ésta. Por último, afirmó que los comunistas quieren que termine la justificación que los terroristas buscan en el terrorismo del Estado, y preguntó: «¿Cuándo vana salir de los órganos de la policía los torturadores de toda la vida en este país? ».

Por la Minoría Catalana, Carlos Frías hizo la misma interpretación sobre la situación, para afirmar a continuación que las instituciones necesitan ante todo serenidad, porque, «si aumentamos la tensión, haremos el juego a quienes pescan en río revuelto». Asimismo pidió firmeza para explicar hasta el fondo lo que ha pasado y tomar medidas para que los funcionarios usen la legislación democráticamente.

Miguel Angel Arredonda, por el PSA, preguntó cómo es posible que continúen en funciones ciertos funcionarios y quién se beneficia de la muerte de Arregui, dándole un balón de oxígeno a ETA, que se encontraba contra las cuerdas.

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