"Menos lobos"
El año próximo, cuando a principios de verano se dispute la fase final del Campeonato del Mundo de Fútbol, se habrá llegado en España a la máxima cota de organización deportiva. Sólo faltarán ya, para superarla, esos Juegos Olímpicos de verano con que sueña Samaranch en 1992, cuatrocientos años después del descubrimiento de América. Lejos, muy lejos, de ambos acontecimientos queda, sin embargo, la Universiada de invierno, que se iniciará dentro de una semana.Si diferenciar los términos profesionalismo y amateurismo ya, a estas alturas, es una verdadera entelequia, hablar de deportistas universitarios vuelve a ser tremendamente peligroso y equívoco. No cabe duda que, a nivel mundial -y mucho más en España-, los atletas de elite, que pueden dar altura a cualquier competición, dependen fundamentalmente de las distintas federaciones de deportes, tanto nacionales como internacionales. Sólo se convierten en universitarios en ocasiones como las universiadas. Es ya algo forzado, antinatutal.
Sin embargo, las universiadas pu den ser una ocasión más de contactos internacionales con cierta entidad, como en el caso de las de verano -México, en 1979, fue un buen ejemplo-, que engloban deportes básicos como el atletismo o la natación -curioso: ¿quién es universitario a los quince y dieciséis años?-. Pero en el lado invernal, aparte de que el interés es menor, como sucede en los Juegos Olímpicos, la situación es muy distinta. En plena Copa del Mundo -de esquí alpino, nórdico y hasta en saltos- pocas figuras dejan el «jugoso circo blanco», y no puede servir la cantidad -con muchos coreanos, por ejemplo, hasta en hockey sobre hielo- parajustificar la calidad de ninguna competición. En España, incluido el básico esquí alpino, con las pruebas finales de una Copa del Mundo en Sierra Nevada hace unos años, se han organizado bastantes campeonatos mundiales o europeos con lo mejor en distintos deportes, que saldrían perdiendo al cambiarse por esta Universiada demasiado hinchada. Es triste además que el equívoco vuelva a Jaca, donde se organizan cada año unos pomposos campeonatos mundiales profesionales de patinaje artístico para profesores de escuelas y artistas de espectáculos sobre hielo, en su mayoría de discreto nivel. Eso sí, al disputarse en Semana Santa, tienen la «afortunada atención» de RTVE, como en Navidad el baloncesto del Real Madrid.
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