Los archivos del FBI contradicho el veredicto oficial del "caso Lindbergh"
Los archivos de la Seguridad Federal norteamericana sobre el secuestro y asesinato del hijo del aviador Charles Lindbergh, en marzo de 1932, contradicen varios de los testimonios que permitieron la condena a muerte de un carpintero de Nueva York, aseguran dos periódicos de Nueva Jersey. Cuarenta y nueve años después del secuestro más sonado de la primera mitad del siglo XX, y cuando dos hombres afirman ser el hijo de Lindbergh, que no habría sido asesinado, el Hunterdon Democrat y el New Brunswick News publicaron este fin de semana informaciones obtenidas gracias a la ley sobre Libertad de Información que ponen en causa la culpabilidad del asesino oficial, el carpintero Bruno Hauptmann.
El pequeño Charles Lindbergh hijo fue secuestrado en la propiedad familiar de Nueva Jersey el día 1 de marzo de 1932. Se pidió un rescate de 50.000 dólares al célebre piloto, el primer hombre que atravesó el Atlántico en solitario, en 1927. El 12 de mayo siguiente se encontró un cuerpo en descomposición en una zona boscosa próxima a la casa de Lindbergh. La identificación fue hecha a toda prisa por un médico forense, que ni siquiera pudo establecer el sexo del cadáver, y por el propio Lindbergh, que se limitó a echar un rápido vistazo al cuerpo. Sin que se realizase la autopsia, el cadáver fue incinerado en las horas siguientes.El 14 de septiembre de 1934, Bruno Hauptmann fue detenido en Nueva York, después de que la policía de la ciudad descubriese en su garaje 15.000 dólares procedentes del rescate. El acusado defendió su inocencia afirmando que el dinero pertenecía a un amigo que se había exiliado en Alemania. Condenado a muerte tras un proceso que fue primera página en la Prensa de todo el mundo, Hauptmann fue ejecutado en Trenton (Nueva Jersey) el 3 de abril de 1936.
Según los dos periódicos citados, el director del FBI, Edgar Hoover, cuyos servicios colaboraron en la investigación, que duró dos años, había informado a la acusación de que habían sido halladas unas huellas digitales en el dinero procedente del rescate, mientras que los investigadores de la policía de Nueva Jersey afirmaban que no existía ninguna huella. Esta información del FBI no fue utilizada jamás.
Los archivos demostrarían también que uno de los testigos de cargo, un condución de taxi que acusaba a Lindbergh de ser el hombre que le encargó entregar a los Lindbergh la petición de rescate, habría realizado su testimonio bajo las presiones de la policía de Nueva Jersey.
Los dos periódicos afirman también que el hombre que sirvió de «correo» entre el secuestrador y los Lindbergh no había reconocido a Hauptmann cuando éste fue detenido, sino que modificó su opinión a lo largo del proceso.
Por otra parte, Edgar Hoower informó también que el análisis grafológico de las cartas de Hauptmann inducía a pensar que no se trataba del hombre que había escrito la petición de rescate. El que fue director del FBI añadió que dudaba de que Lindbergh hubiera podido reconocer efectivamente durante el proceso la voz de Hauptmann, cuando lo cierto es que el secuestrador no había pronunciado sino dos palabras, y desde lejos, en el momento de la entrega del rescate, en un cementerio, la noche, del 2 de abril de 1932.
Ninguna de estas informaciones fue jamás utilizada a lo largo del proceso ni por la acusación ni por la defensa, que ni siquiera tuvo conocimiento de su existencia. En conclusión, los dos periódicos de Nueva Jersey subrayan que, de la lectura de los archivos del FBI, se desprende una neta hostilidad entre los agentes federales y la policía de Nueva Jersey durante la investigación, hostilidad que habría movido a los policías del Estado a no hacer caso de los descubrimientos de la seguridad federal.
Dos "hijos" de Lindbergh
Si Hauptmann no fue el asesino, esta revelación añadiría credibilidad a uno de los dos hombres que actualmente pretenden ser el hijo de Charles Lindberg. Uno de ellos, Kenneth Kerwin, afirma, en efecto, haber sido secuestrado por la niñera y el amante de ésta, y no por Hauptmann.
El otro, Harold Olson, que vive ahora en Connecticut, asegura por su parte haber sido encontrado en una barca abandonada y haber sido educado por una familia del norte de Michigan. Tanto Kerwin como Olson pretenden recuperar una parte de la herencia de Lindhergh, muerto en 1974. Sin embargo, la demanda del primero ha sido desestimada por un tribunal de Hawai, donde vive la viuda del piloto.
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