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La confianza en Ronald Reagan favorece la fuerte subida del dólar

Pese a la baja técnica del dólar durante la jornada de ayer, la fuerte ascensión de la divisa norteamericana y la caída del oro durante la semana pasada confirma el profundo cambio que se está registrando en los mercados monetarios mundiales como consecuencia, principalmente, del deterioro de las perspectivas económicas en Europa (especialmente en la RFA) y de las favorables esperanzas abiertas en la economía norteamericana con la llegada del presidente Ronald Reagan.

Ayer, el oro volvió a caer en los mercados europeos y norteamericanos hasta descender por debajo de la barrera sicológica de los quinientos dólares por onza. En Londres, la onza se cotizó, en el fixing de las tres de la tarde, a 493,50 dólares, es decir, casi diez dólares menos que la jornada última del pasado viernes. Esta cotización fue muy similar a la de Zurich y Nueva York, donde la onza se intercambió en torno a los 495 dólares.Curiosamente, la caída del oro coincidió con un ligero descenso de¡ dólar en los mercados europeos. Esta pérdida de la divisa norteamericana se atribuyó, ayer, a razones meramente técnicas, ya que el descenso ni siquiera enjugó la fuerte alza que registró durante la semana pasada, hecho que continúa preocupando a los expertos y financieros europeos.

La fuerte tendencia al alza del dólar en los mercados mundiales, que en unas pocas semanas ha hecho que el marco alemán haya descendido su cotización de 1,90 hasta 2, 10, es atribuida por los expertos a la confianza que inspira Ronald Reagan en la presidencia norteamericana.

El próximo anuncio de un amplio programa de reducciones de gastos presupuestarios en Estados Unidos y la pérdida de confianza de la salud coyuntural de la economía germana, son las principales causas que los expertos aducen a la hora de justificar las fuertes tensiones que se amontonan sobre el marco alemán, el franco suizo y la moneda francesa. Tan sólo la libra esterlina, gracias al petróleo del mar del Norte, se ha librado de esta tendencia.

Por el contrario, tanto el dólar como el yen japonés están mostrando una fortaleza inusitada en los mercados mundiales. El hecho de que la República Federal de Alemania está acumulando, mes tras mes, déficit en sus balanzas exteriores, hace que los inversionistas busquen en Estados Unidos beneficios que, anteriormente, encontraban fácilmente en la compra de marcos y francos suizos.

El descenso poco notable de¡ dólar en los mercados europeos, durante la jornada de ayer, es atribuido, a primera vista, a los reajustes forzado; tras una fuerte subida y, sobre todo, a la tendencia a la baja de los tipos de interés en Estados Unidos. Ayer, por ejemplo, el Continental Bank, de Chicago, anunció que su prime rate (tipo de interés preferente) será esta semana del 19,50%, es decir, al mismo nivel que el Citibank, que anunció el mismo tipo el pasado viernes.

La subida de las tasas de descuento en Suiza también hay que razonarla en el mismo sentido, ya que el Gobierno de la República helvética persigue atraer hacia su país los capitales que puedan escaparse ante el esperado descenso de los tipos en Estados Unidos.

En cualquier caso, la subida del dólar está repercutiendo primordialmente sobre el marco alemán, donde hace unos meses parecía increíble que el dólar se cotizara por encima de la barrera sociológica de los dos marcos. Esta débil posición de la moneda germana ha causado tensiones en el sistema monetario europeo, hasta el extremo de que los Gobiernos de los países miembros de la CEE se vieron forzados a desmentir la semana pasada una posible modificación. de las paridades oficiales.

Preocupación de los inversores

Estas tensiones y cambios continuos en la cotización de las principales monedas está creando una atmósfera de incertidumbre en todos los mercados, donde los inversionistas en monedas y oro no saben exactamente a qué atenerse. Hay que resaltar, en este sentido, que el descenso en el valor del oro a lo largo de 1980 ha sido, en términos reales, muy notable. En este sentido, la onza de oro costaba, a primeros de año, unos 560 dólares, y cerró, en diciembre, a tan sólo 590, es decir, un beneficio de tan sólo el 5,5%.

Si esta cotización ha sido incapaz de compensar el efecto inflacionista, basta imaginarse los pensamientos de los inversionistas cuando, en sólo un mes, este valor ha descendido cien dólares. Con estas cifras se comprende cómo el dinero inversor haya escapado hacia un elemento más estable como es, en estos momentos, el dólar norteamericano.

En cuanto a la posición de la peseta, después de la fuerte depreciación que experimentó a lo largo de 1980, las previsiones para este año no son nada optimistas. Hay algunos expertos privados que hablan que la peseta puede irse hasta la cota de 90 y 95 por dólar, pese a la recuperación que parece estar mostrando frente a otras monedas que, a su vez, pierden frente a la norteamericana. Las pesimistas previsiones sobre el déficit por cuenta corriente y la ausencia de una estabilidad económica y política son los factores adversos con los que juega la divisa española.

Nueva baja en el "prime rate"

Por otro lado, el Morgan Guaranty Trust, el quinto banco más importante de Estados Unidos, redujo ayer, lunes, en un punto, su tipo de interés preferente, que pasa del 20% al 19%.

El anuncio de esta nueva reducción de los intereses bancarios en Estados Unidos sigue a las reducciones generalizadas de¡ pasado viernes, cuando el Citibank, el segundo en importancia y volumen, redujo el prime rate del 20% al 19,50%.

La reducción paulatina del tipo de interés preferente, el que los bancos cargan a sus mejores clientes a corto plazo, es una consecuencia de la política de la Reserva Federal (Banco Central) de restringir la masa monetaria, como medida antiinflacionista.

El prime rate subió al 23% el pasado mes de diciembre, cifra récord en la historia norteamericana, y desde entonces los analistas están pronosticiando lentas reducciones.

El pasado año, el prime rate llegó hasta el 20%, a finales de marzo, pero cayó hasta el 12% en el mes de julio, cuando los rebrotes inflacionistas iniciaron una espiral alcista de los intereses bancarios.

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