Dimisión y firmeza en el mercado bursátil
La dimisión de Adolfo Suárez de la Presidencia del Gobierno ha sido la noticia de la semana, que, por tanto, no podía dejar de afectar a los mercados financieros. La Bolsa recibió la noticia con unas muestras de alegría, fundamentalmente en el sector bancario, que tenían muy poco de espontáneas y bastante de provocadas, en la sesión del viernes.La línea general de la semana fue la de firmeza, apoyada en la escasa beligerancia de los vendedores, que aprovechaban los mentores de las distintas sociedades para subir los cambios de los valores sometidos a su tutela. El caso más representativo era el del sector bancario, que se apuntó una fuerte plusvalía a lo largo de la semana, apoyada, más que en unos deseos generalizados de comprar acciones del sector, a las prácticas que realizaban las propias entidades para mejorar sus posiciones en el mercado. Así, con unos saldos vendedores muy breves, les resultaba extremadamente fácil provocar alzas de consideración. Esta fue la práctica que se siguió el viernes cuando en los parqués el desconcierto era la moneda de cambio más habitual.
La presentación de resultados favorables en entidades del sector, el pago de los dividendos complementarios al ejercicio de 1980 y el anuncio, de ampliaciones de capital o de otro tipo de operaciones favorables para los accionistas, fueron las razones en las que intentaron apoyar sus mejoras.
Atonía en eléctricas
Los valores del sector eléctrico mantuvieron un tono gris a lo largo de toda la semana. La incomparecencia de órdenes en sus corros fue la causa de esta atonía, y en general los cierres se realizaban sin una definición de tendencia para las próximas reuniones. La actividad de los especialistas en el mercado se centró en los valores de segundo orden, generándose diferencias de consideración. Dragados contó con dinero de inversores extranjeros en las tres primeras sesiones de la tanda, para ser objeto de ventas de cierta consideración en la sesión de cierre. Para un futuro inmediato se anuncian emisiones de renta fija que habrán de tener su repercusión en el mercado de valores. Este es el caso de Renfe, que realizará una operación de este tipo al 13% de interés, y con amortización a tres años. También existe la posibilidad de una emisión de deuda pública cuya principal novedad será el que los bancos serán sus colocadores.
En el mercadillo de letras de cambio se apreció una creciente demanda que llevaba a que se negociase prácticamente la totalidad de los efectos ofertados. Llamó la atención la escasa elasticidad de la oferta, que contando con dinero abundante no fue capaz de encarecer sus tipos de descuento para que se produjese una selección de los compradores y tener que acabar sorteando entre éstos las letras que se ofertaban.
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