El congreso laborista británico confirma su giro a la izquierda
El congreso extraordinario del laborismo británico terminó ayer con un desaire para su líder, Michael Foot, aumentando las posibilidades de una futura escisión de su ala derecha y confirmando el progresivo giro a la izquierda de este partido. El congreso decidió que en el futuro el líder laborista y su adjunto serán elegidos por un colegio electoral cuyo reparto de votos será el siguiente: 40% para los sindicatos afiliados, 30% para los diputados laboristas y 30% para las organizaciones del partido en los distritos electorales. De esta manera, la izquierda se asegura virtualmente la supremacía en la elección de la jefatura de la dirección laborista.El congreso se inauguró en Wembley, barrio norteño de la capital británica, con un largo aplauso a Michael Foot, sentado en la mesa presidencial bajo una gran pancarta en la que se leía: «Paz, empleo, libertad». Tras el rechazo por una mayoría de los delegados presentes de la posibilidad de fumaren la sala, se pasó a discutir las opciones preliminares sobre el método para elegir al líder del partido, decisión que hasta ahora revertía únicamente en los diputados. Una mayoría abrumadora, de seis a uno, aprobó la creación de un colegio electoral que votaría en los congresos anuales, lo cual representó una derrota total para la propuesta de la derecha de un voto para cada miembro del partido.
Por la tarde, la opción del comité ejecutivo nacional, dominado por la izquierda, de repartir por igual los votos del colegio entre los tres grupos mencionados, fue rechazada en gran parte a causa de la abstención del poderoso Sindicato de Transportes. Poco después se aprobaba la repartición señalada de los votos por un 54,09% de los votos, rechazándose la propuesta de Michael Foot de dar la mitad de los votos del colegio a los diputados, distribuyéndose el resto por igual entre sindicatos y organizaciones del partido.
Con estos resultados ya aceptados se levantó un Michael Foot preocupado, al cual los 1.200 delegados del congreso dedicaron una estruendosa ovación, mientras el líder laborista hacía un llamamiento a la unidad. «No quiero luchar contra nadie en este partido», señaló, «quiero que todos se queden entre nuestras filas para ayudarnos».
Foot tiene su cargo al frente del laborismo británico asegurado a medio plazo si su salud se lo permite, pero la decisión de este congreso extraordinario le resultó penosa, pues el rechazo de la opción que él defendía puede restarle autoridad a su mandato. Foot indicó, podrían ser «los más peligrosos» de la historia británica. «Será la tarea del movimiento laborista el volver a poner la cuestión del desarme nuclear en el centro de la política mundial», añadió en un intento de remediar la postura de compromiso que había adoptado en los días anteriores al congreso.
Temor a una escisión
Pero lo que más parecía preocuparle ayer a Foot era una escisión de la derecha de su partido, ya que aunque no considera viable una tal opción política, sí prevé que podría perjudicar a su partido y a su propio futuro en las próximas elecciones generales. Además, Michael Foot tiene bien presente las enseñanzas de su maestro, Bevan, luchador por la unidad, y de ahí sus palabras conciliadoras hacia esa derecha laborista que fue la gran derrotada en la jornada de ayer, especialmente la llamada banda de los tres.Incluso el principio mismo de un colegio electoral fue descrito por un David Owen agresivo como «un ultraje y una desgracia». «El día que este sistema sea utilizado para elegir a un líder del partido y», recalcó Owen, «un probable futuro primer ministro, el país estará mirando y considerará este procedimiento como algo totalmente ilegítimo y antidemocrático. Será un sistema que dividirá al partido».
El compañero de Owen en la banda de los tres, William Rodgers, aunque «decepcionado», se negó, sin embargo, a comentar su posible apoyo a un futuro partido o grupo socialdemócrata, cuya creación, aunque dé resultados inciertos, parece ahora más probable. Este será el tema que producirá noticias y debates en la vida política británica de los meses por delante.
El ambiente del congreso extraordinario fue algo decepcionante por la falta de calor en los debates hasta la votación que dio el triunfo a las propuestas de los sindicatos y de la izquierda.
La fuerza de ésta, no obstante, se verá reforzada sobre todo con los nuevos métodos de selección de los candidatos laboristas a elecciones generales o municipales, cuestión que se decidirá el próximo mes. Los problemas del laborismo británico no terminaron ayer en Wembley.
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