Wajda rueda una película sobre las últimas crisis sociales de Polonia
El director de cine polaco Andrzej Wajda ha comenzado el rodaje de El hombre de hierro, película subsiguiente, si no continuación de la anterior filmada por él, El hombre de mármol, ya conocida en España. En dos meses Wajda se propone concluir el rodaje porque, «por exigencias de la temática» han de aprovecharse los meses de invierno. El pasado sábado se reunió Wajda con un reducido grupo de periodistas, entre ellos el enviado especial de EL PAIS en Varsovia, para explicar las circunstancias del momento en que se realiza su nueva cinta y, al tiempo, para pasar revista a la actual situación del cine polaco. Wajda es también presidente de la Asociación de Directores Cinematográricos de Polonia.
El hombre de mármol, una película anterior a la odnowa. (renovación) que literalmente sacude Polonia, terminaba con un interrogante que ya daba a entender que la cinta podía ser la primera parte de una serie: la periodista Ana, de la televisión polaca, personaje de enlace de todo el filme, ve que todo su pasado se derrumba cuando el «hombre de mármol», un obrero estajanovista idealizado e idealista, muere al culminar la etapa de reconstrucción del país. El interrogante se resolverá en la nueva película. Ana ha abandonado su profesión y se compromete con la odnowa, que parte de las ciudades bálticas.El pasado verano, Wajda también acudió con sus cámaras a Gdansk y Gdinia para tomar escenas reales con vistas a su película. La inmediatez de los acontecimientos quizás ofrezca problemas especiales, pero no necesariamente ha de afectar este factor a la calidad de la cinta. El hombre de hierro, la historia del hombre resistente, fue idea de un obrero en huelga en los astilleros Lenin, de Gdansk. Fue él quien dio el título a la futura película. La película abarcará la historia de Polonia entre dos crisis sociales, la de 1968 y la última de 1980, aún sin solución. El 25% del material empleado en el rodaje es documental.
Por primera vez, personajes reales, como Walesa y Jagielski, se incorporan al elenco de comparsas en un filme polaco argumental. Wajda insiste en que, de todas formas, el contenido del filme es netamente argumental. Se trata de una ficción. Y una ficcián que, por encima de todo, se ha pensado para que pueda proyectarse en todos los cines polacos. El hombre de mármol sólo se ofreció en algunas salas. Esta vez, según su director, «el Gobierno nos ha dado un voto de confianza y no ha habido hasta ahora problema ilguno». Hasta la fecha, dos millones de polacos han visto El hombre de mármol. Se trata de que todos puedan ver la nueva película. En ella le tratan también de evitar hechos políticos centralizados en la capital. Sólo las primeras escenas transcurren en Varsovía. Sin embargo, el efecto de la cinta puede ser netamente político: su conclusión refleja la victoria del pueblo polaco sobre su destino a partir de las huelgas del verano de 1980. Si El hombre de mármol dejó en Wajda una gran impresión de soledad, porque faltaba aún el gran impacto de la movilización general puesta en marcha por Solidaridad, su nueva película concluirá con una expresión de la actual solidaridad.
Alguien se interesó por la ausencia de otros nombres en la cinematografía actual «de combate». Wajda aludió a la existencia de varios guiones sobre la situación de hoy en el país, pero no se sabe si se contará con medios para su filmación. Piensa que el estreno de El hombre de hierro provocará una gran polémica y ello animará a otros directores y autores más jóvenes.
Autogestión en el cine
¿En qué situación se encuentra hoy el cine polaco en cuanto industria? Wajda anota que, mientras en 1980 Polonia compró al extranjero cien películas, muchas de ellas realmente malas, en 1981 sólo ha adquirido 33. Ahora se pretende extender la autogestión al sector cinematográfico. Ciertamente, 1981 pasará a las memorias del cine polaco como un año catastrófico, porque ni la actividad creadora de los directores de este país se ha visto favorecida ni la adquisición de cintas ha sido adecuada. Los cines sólo ofrecen reestrenos, pero ya se ha llegado a un acuerdo sobre producción con la televisión estatal para realizar coproducciones con la Asociación de Directores Cinematográficos y, a no tardar, se llegará a un acuerdo con el correspondiente Ministerio de Cultura para que sean los propios directores y actores los que decidan qué películas han de representar a Polonia en los festivales internacionales y propongan presupuestos para la producción interna.
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