Cómo hay que conducir sobre hielo y nieve
Con una nevada como la de ayer, el primer consejo a los automovilistas es que no utilicen sus coches. Ni siquiera el transporte público de superficie. El Metro es lo más aconsejable, porque no se ve afectado por la nieve y el hielo que cubren las calles.Si, a pesar de todo, es inevitable la utilización del coche propio, da ancho al margen el montaje de cadenas -siempre en las ruedas motrices- o de neumáticos con clavos, especiales ambos para con ducir sobre nieve o hielo, pero que sólo suelen tener los automovilista que viajan mucho en invierno o los que van a esquiar, es bastante práctico el uso de la cadena líquidas. Se trata de un spray que se aplica sobre la parte del neumático que toma contacto con el suelo Transcurrido un par de minutos las ruedas adquieren unas propiedades que, sin ser exactamente iguales, las que proporcionan la cadenas o los clavos, son realmente sorprendentes. Estos sprays, a un costo aproximado de 250 pesetas, se venden en tiendas de accesorios para automóviles y en algunas gasolineras.
Por lo que se refiere a la conducción específica en este tipo de condiciones especiales, conviene recordar que las arrancadas debe hacerse con el máximo de suavidad posible. Es preferible incluso arrancar en segunda o tercera velocidad, porque, de esta forma, se corre menos peligro de que la ruedas patinen.
Una vez en marcha, debe seguir utilizándose la marcha más larga con la que se pueda rodar y realizar todas las maniobras con el máximo de suavidad. El volante, el acelerador y el embrague hay que usarlo con auténtico mimo, porque un maniobra algo brusca puede provocar el patinazo y, a partir de ahí mantener el control ya es muy difícil para un conductor no experimentado en conducir en esta condiciones.
Además, conviene tener presente que, al ser todas las reacciones más lentas por obligación, conviene prevenir las maniobras con más anticipación que en condicione normales.
Finalmente, merece un capítulo aparte el tratamiento a los frenos Sobre una carretera nevada o helada, el freno debe usarse al mínimo imprescindible. Las reducciones hay que hacerlas a base de dejar el coche desacelerado por sí mismo cuando es posible. Y si no es posible, con el cambio de marchas. El freno solamente cuando no hay más remedio, con extrema suavidad y con la precaución de que la ruedas estén siempre rectas.
De cualquier forma, tampoco hay que asustarse tanto como para que una nevada inesperada como la de tyer paralice por completo una gran ciudad como Madrid y provoque unos atascos de los que se tarde horas en salir. Hay que perder el miedo a este tipo de situaciones.
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