Una amenaza para los civiles
Los núcleos urbanos tienen en los polígonos de tiro y demás instalaciones militares una continua amenaza para sus vidas y bienes ma teriales. Los numerosos accidentes producidos por prácticas en campos de tiro, así como las expropiaciones de terrenos para la instala ción de los mismos, son la causa del rechazo y el miedo de los vecinos. En Moralzarzal, el pasado 28 de octubre, una docena de proyectiles sin carga explosiva, procedentes del campo de tiro de Hoyo de Manzanares, sembró la alarmá en la población, al caer sobre el casco urbano. Tres de las granadas penetraron en viviendas que, afortunadamente, no estaban habitadas en ese momento; no se registraron desgracias personales, aunque los daños materiales fueron notables. A consecuencia de estos hechos fue destituído el coronel Espinosa, responsable del bombardeo, y se prohibieron las prácticas de tiro con armas pesadas.
La zona baja de Navarra es la más afectada por los accidentes militares, debido a la ubicación del polígono de tiro de Las Bárdenas Reales, que comenzó a funcionar de forma conjunta por españoles y americanos a comienzos de la década de los sesenta. Desde 1968 se ha registrado un accidente por año en esta zona. Los últimos accidentes se produjeron dos días consecutivos del pasado mes de noviembre, cuando dos Phanton F-4 de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos (USAF) se estrellaron en las proximidades del polígono con un balance de un muerto y un hendo.
En la zona vallisoletana de los pueblos de Castronuevo, Renedo de Esgueva y Cabezón de Pisuerga, los vecinos, agricultores de la zona, se oponen rotundamente a la expropiación.
Es constante la lucha que los municipios de Torrejón de Ardoz, Rota y Zaragoza vienen manteniendo con la Administración para conseguir solucionar los problemas que les causan las bases conjuntas hispanonorteamericanas.
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