La nueva Comisión Europea estudió ayer el presupuesto y el reparto de carteras

La nueva Comisión Europea, órgano ejecutivo y burocrático de la CEE, inició ayer su mandato de cuatro años bajo la presidencia del luxemburgués Gaston Thorn. La primera reunión de los catorce comisarios, incluido el griego Kontogeorgis, se dedicó íntegramente al estudio de la batalla presupuestaría entre el Consejo de Ministros de los diez y el Parlamento Europeo, así como a los primeros tanteos para la distribución de carteras entre los propios comisarios.

Como sucede siempre que se renueva, al menos en parte, la Comisión -seis de sus catorce miembros llegan por primera vez a Bruselas-, cada uno de los diez países miembros del Mercado Común intenta lograr para sus «representantes» las carteras más codiciadas. Aunque oficialmente no existen «enfrentamientos ni resquemores», fuentes oficiosas señalaban ayer que Gran Bretaña había reclamado para Ivo Richards las competencias en materia de pesca, atribuidas hasta ahora al danés Finn Gundelach, que se encarga también de la agricultura.Las pretensiones británicas tropiezan con la oposición unánime de los otros nueve países. No en balde el Reino Unido posee en sus aguas jurisdiccionales casi el 60% de las reservas de peces de toda la Europa comunitaria, y no en balde, tampoco, sus socios recuerdan que ha sido imposible hasta el momento reglamentar el sistema de capturas, debido a la inflexible postura. de Londres, que defiende los intereses de sus propios pescadores por encima de todo lo razonable, según sus detractores.

Tirantez inicial entre la Comisión y el Consejo

En medio de la batalla -Richards solicitó antes la cartera de Relaciones con el Tercer Mundo, que desempeña el francés Claude Cheysson, y que el presidente Giscard no está en absoluto dispuesto a ceder- ha surgido el nombre de Michael O'Kennedy, ex ministro de Asuntos Exteriores de Irlanda. Se trataría en todo caso de una solución difícilmente aceptable por Dinamarca, que, pese a ser un pequeño país, posee una poderosa industria de transformación de harina de pescado.

Dura será también la pelea por la cartera de Industria, que ocupa actualmente el vizconde belga Etienne Davignon. Italia y la República Federal de Alemania, que se sometieron de mala gana al «plan de crisis de la siderurgia europea» elaborado por Davignon, ponen el grito en el cielo ante el plan de reestructuración que acaba de aprobar el propio Gobierno belga para sus acerías y que implica la concesión de importantes ayudas estatales. Davignon tendrá que luchar seriamente para conservar sus competencias y despejarla inquietud de sus colegas.

Al margen de esta batalla, cuyo desenlace se sabrá, probablemente, hoy o mañana, la personalidad de su presidente, Gaston Thorn y sus anteriores declaraciones públicas vaticinan una cierta ti:rantez inicial en las relaciones entre la nueva Comisión Europea y el Consejo de Ministros de los diez. Thorn, como resulta lógico en el representante de un pequeño pais como Luxemburgo, se ha mostrado siempre partidario de reforzar el poder ejecutivo de la Comisión, a lo que se opone tajantemente el presidente francés, Giscard d'Estaing, que no quiere oír hablar tampoco del poder del Parlamento Europeo. De hecho, Francia se ha negado ya a aceptar la decisión del Parlamento de Estrasburgo de aumentar el presupuesto comunitario. La actuación de Thorn en este espinoso problema será un buen indicio del papel que jugará en el futuro próximo la presidencia de la Comisión.