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Derrotada la dirección del PSUC en las primeras votaciones de su congreso

Con la pérdida por parte de la dirección saliente de dos votaciones respecto al proyecto de reglamento deI congreso y con un informe de¡ secretario general saliente, Antoni Gutiérrez Díaz, de tono prosoviético y crítico para la derecha del partido, inició sus trabajos ayer tarde en Barcelona el quinto congreso del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC).

Por 542 votos a favor, 125 en contra y 49 abstenciones, los delegados del congreso enmendaron el proyecto de reglamento congresual en el sentido de que sea a puerta abierta la elección del comité central. En otra votación también enmendaron por una mayoría aún más aplastante, que ni tan sólo fue contada, el mismo proyecto de reglamento, con el fin de que sean dados a conocer todos los resultados de la elección del nuevo comité central, tanto en lo que respecta al número de votos obtenidos por los elegidos como por aquellos que no lo sean. En ambos casos, el congreso impuso su criterio en contra del dominante en la dirección saliente, ya que el comité central había limitado al conocimiento público estos dos aspectos. Con estos cambios, el congreso queda totalmente abierto a la Prensa en todas sus sesiones y ningún dato queda sumido en el secreto.Ello es debido a una fuerte presión «leninista» y también «prosoviética». Ambas corrientes, sin duda las más fuertes, desean poder contar realmente el número de sus partidarios. En cambio, la corriente de derecha «bandera blanca» se oponía a esa publicidad total, que puede mostrar su debilidad.

Gutiérrez Díaz, en su informe, aludió tan sólo dos veces a Afganistán. En ningún caso lo hizo en tono condenatorio, sino sólo muy levemente crítico y usando frases diluidas y matizadas. Así, citó este tema unido a la intervención china en Vietnam y a la vietnamita en Camboya.

En toda la intervención de Gutiérrez Díaz, de unos setenta folios, la política internacional estuvo muy presente. No hubo ningún tipo de condena a la Unión Soviética. En cambio, se refirió a una «ofensiva ideológica y política» de la «derecha de todo el mundo occidental», la cual «presenta a la Unión Soviética como culpable de la tensión internacional».

Gran parte de su informe fue muy autocrítico, en, un tono que apunta claramente hacia la radicalización y el endurecimiento de las posturas ideológicas. «Es necesario», afirmó, «readaptar nuestra estrategia eurocomunista, formulada en un período de ascenso de la lucha de masas, a las condiciones actuales, extrayendo lecciones autocríticas de los errores cometidos y de las insuficiencias de nuestros análisis de la realidad ».

Reconocida la pérdida de militantes

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Aludió a la pérdida de militantes, cifrando el número de éstos en 21.800, lo cual casi supone una reducción a la mitad. Criticó al semanario del partido, en el cual los sectores más de derecha juegan un papel decisivo.

También criticó muy directamente a los representantes del PSUC en el Parlamento español, «cuya tarea queda alejada de un seguimiento y una valoración por parte del partido y la población». Se da el caso de que el sector de derecha «bandera blanca» está muy representado entre dichos parlamentarios, y que esta alusión también era una forma indirecta de criticar a Santiago Carrillo por su función determinante dentro del Grupo Parlamentario Comunista.

Gutiérrez Díaz aludió igualmente a la independencia del PSUC. «Las decisiones de los organismos del PSUC han de ser soberanas y tienen que contar a la vez con la ayuda inestimable que representa la solidaridad del PCE en la defensa de la política del PSUC, en aquello que tiene repercusiones estatales».

Mientras era muy crítico en lo que constituyen los últimos bastiones de poder del sector moderado o de derecha denominado «bandera blanca», Gutiérrez Díaz evitaba toda crítica de la secretaría de organización, que constituye un punto importante de apoyo para los «prosoviéticos», al tiempo que su funcionamiento, según las más diversas fuentes, ha resultado muy deficiente. Respecto a esta secretaría, Gutiérrez Díaz se limitó a afirmar que sus deficiencias se deben a «dificultades materiales», para acto seguido agregar que éstas juegan efectivamente un «importante papel, pero no exclusivo ». No apuntó en absoluto la razón por la cual había otro tipo de dificultades.

En cuanto a política de alianzas, Gutiérrez Díaz atacó con una dureza impensable en el anterior congreso a Jordi Pujol y a sus «condicionamientos económicos de clase». Propuso un «catalanismo popular» que generara «una dinámica más allá de los partidos parlamentarios, recogiendo la dinámica de partidos como «nacionalistas de izquierda» (este grupo independentista obtuvo un número casi insignificante de votos en las elecciones autonómicas catalanas).

Ignacio Gallego representa al PCE

Hay que destacar la ausencia de Santiago Carrillo y el hecho de que el PCE esté representado por Ignacio Gallego, cuyas simpatías hacia la Unión Soviética son manifiestas. La ausencia de Carrillo es paradójicamente negativa para Gutiérrez Díaz, ya que en los últimos meses ha sido tradicional que las actuaciones de Carrillo hayan generado un movimiento de reacción en contra de éste y en favor de Gutiérrez. En cambio están presentes como invitados al Congreso los secretarios generales del Partido Comunista de Euskadi, del País Valenciano y de Galicia, para quienes el distanciamiento entre el PSUC y el PCE tiene un obvio interés inmediato.

Anoche, el sector más preocupado por el desarrollo de la primera jornada del congreso era, sin duda alguna, el «bandera blanca», mientras que tanto «leninistas» como especialmente los «prosoviéticos» confiaban en afirmar la fuerza.

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