El comité intercentros de Renfe no acepta la subida salarial del 8% propuesta por la empresa

Las centrales sindicales representadas en el comité intercentros de Renfe han rechazado la oferta de la empresa de cara al convenio colectivo, cifrada en un incremento salarial del 8%, además de otras mejoras de carácter social, entre las que se incluye la creación de la carrera ferroviaria para promocionar la escalada profesional dentro de la empresa. La oposición sindical se centra fundamentalmente en el bajo incremento salarial ofertado por la empresa.

El convenio colectivo de Renfe, por tratarse de la primera empresa del país -más de 70.000 trabajadores- y su carácter público, constituye tradicionalmente un test para la negociación colectiva. En este sentido, la oposición sindical a la moderación salarial, que en la práctica supone un notable recorte del poder adquisitivo de los salarios, constituye un reto a la Administración, última instancia que inspira la gestión de la empresa como entidad pública.La argumentación empresarial para mantener su oferta se centra en la falta de recursos económicos con que cuenta Renfe, cuyo déficit para el presente ejercicio se cifra en más de 60.000 millones, de pesetas, cantidad que para el año próximo se verá incrementada hasta cerca de los 70.000 millones de pesetas.

Para la presidencia de Renfe, la razón de este déficit, que no es imputable a la gestión empresarial, se basa fundamentalmente en la falta de recursos económicos, ya que frente a los 76.000 millones de pesetas que había presupuestado la empresa para el próximo ejercicio, Hacienda tan sólo ha dispuesto 54.500 millones. En 1979, el déficit fue de 46.500 millones de pesetas.

En cuanto al déficit de Renfe, la presidencia de la empresa considera que es totalmente ficticio, por cuanto que un 45% del mismo es consecuencia del gasto en infraestructura, «que debería correr a cargo directamente del Estado, como ocurre en el caso del transporte por carretera». Otro 25 %, de acuerdo con el mismo planteamiento, correspondería a los gastos financieros de los créditos obtenidos por Renfe en los mercados nacionales y extranjeros. El deficit restante lo imputa la presidencia de Renfe a lo que califica de «obligaciones de servicio público » y que se traduce en el mantenimiento de líneas que tan sólo responden a planteamientos políticos, y no de rentabilidad económica. En este sentido, Renfe cuenta en la actualidad con casi 2.000 kilómetros de líneas improductivas.

Como medio para abandonar el elevado déficit de Renfe, su presidencia considera urgente el establecimiento de una nueva ley del transporte que acabe con la competencia desleal que en la actualidad supone la carretera.

La adecuación de ambos medios de transporte en base a las inversiones que cada uno de ellos requiere y realiza constituiría la primera premisa para acabar con la actual situación desfavorable al ferrocarril.

De otra parte, sería necesaria la adecuación de las distintas políticas tarifarias, en la que el transporte aéreo a nivel doméstico registra unos precios al 50% más bajos que en el resto de los países europeos. Alejandro Rebollo, presidente de Renfe, repite en este sentido la opinión manifestada por sus antecesores: «España no será un país racional hasta que los soldados no dejen de utilizar el puente aéreo para desplazarse en sus fines de semana»,

El ferrocarril, un 11% más caro

En este sentido, Rebollo anunció ayer una próxima subida de las tarifas ferroviarias en torno al 11%. Este reajuste de tarifas se producirá en fecha aún no determinada.En el capítulo de inversiones, dentro del plan general ferroviario que la vicepresidencia económica mantiene congelado hasta el primer trimestre del año que comienza mañana, Rebollo anunció la inversión de 65.000 millones de pesetas durante el próximo año destinados fundamentalmente. a la mejora de la seguridad ferroviaria. En este capítulo figura la instalación de los teléfonos tren-tierra, frenado automático en todas las unidades, mejora de los pasos a nivel en aquellos casos que no se puedan suprimir e instalación de la caja negra, en la que quedarán grabadas las conversaciones entre las unidades y los puestos de control.

En cuanto a la negociación del convenio colectivo, la presidencia de Renfe considera necesario dar a conocer a la opinión pública la buena disposición mostrada por las centrales sindicales ante «los sacrificios a que nos obliga nuestra propia situación financiera». En esta misma línea es intención de la empresa compatibilizar la seguridad del puesto de trabajo -«como empresa pública cuenta con la ventaja de que la quiebra no entra entre sus postulados gerenciales»-, con una moderación salarial a la que le obligan sus presupuestos.

En el capítulo de mejoras ofrecidas por la empresa -cuyo cómputo total supone más de 7.000 millones de pesetas de coste adicional a los gastos de personal de la compañía- figura la creación de una nueva escala salarial entre el personal incluido en el convenio colectivo y el excluido, «con el fin de acercar ambos colectivos y promocionar los mandos intermedios, personal que en esta empresa, por la alineación registrada en las revisiones salariales anteriores a la de este año, está hundido y sin alicientes».

Con la creación de esta nueva categoría profesional, la escala salarial se amplía de 1 a 1,52. Al mismo tiempo, la plantilla se aumenta en 4.750 nuevos agentes, de los cuales 2.250 procederán directamente de fuera de la empresa.