El fiscal pide la pena de muerte para la viuda de Mao
«No olvidéis que fui la esposa de Mao Zedong durante 38 años». Con estas palabras se dirigió ayer Jiang Qin al tribunal especial que la juzga en Pekín, poco antes de que fuese expulsada de la sala y el fiscal solicitase para ella la pena de muerte.
Ayer terminó el juicio contra diez dirigentes de la revolución cultural china, incluida la denominada banda de los cuatro, encabezada por la viuda de Mao. Se abre ahora una etapa de consultas antes que el tribunal dicte sentencia contra los inculpados, en una fecha aún no fijada.El juicio terminó en los tonos melodramáticos que desde el principio de las audiencias instituyó Jiang Qin, antigua actriz de Shanghai y cuarta esposa de Mao, que pareció estar a la altura del gran escenario montado por las autoridades posmaoístas chinas. Ayer" como en sus intervenciones anteriores, tuvo una actitud displicente, irónica y acusadora para con el propio tribunal que la juzga.
Calificó de «fascistas» a los jueces y repitió varios eslóganes de la revolución cultural que ella dirigió: «Es justo rebelarse» y «Está justificado hacer la revolución».
Millones de telespectadores chinos pudieron contemplar esta última sesión y oír las airadas palabras de Jiang Qin al tribunal. Indignada exclamó una vez: «El fin de este proceso es difamarme, calumniar al presidente Mao y frenar el desarrollo del marxismo-leninismo». De igual manera denunció «la amalgama» de acusaciones contra ella y las mentiras para involucrarla en el compló de Lin Biao, de 1971, para asesinara Mao y hacerse con el poder en China.
«No hay que buscar huesos en un huevo», dijo Jiang Qin, refiriéndose a ese compló, y añadió que los jueces «confunden a los asesinos con sus víctimas».
El proceso a Jiang Qin ha revestido una importancia especial, ya que se temía que se produjeran acusaciones contra el propio Mao, lo que las autoridades han tratado de evitar, haciendo públicos ciertos mensajes de la época revolucionaria china según los cuales Mao desautorizó las acciones emprendidas por su esposa. Este criterio es antagónico con la opinión expresada por Jiang Qin en su defensa, quien sostiene que todos sus actos durante la revolución cultural (1966-1976) seguían instrucciones del Comité Central del Partido Comunista chino (PCCh) y de su presidente, Mao.
A pesar de que las críticas a Mao se han hecho públicas en la Prensa y durante el desarrollo del proceso, que comenzó el pasado mes de noviembre, se trató de exculpar al antiguo Gran Timonel de los «crímenes contrarrevolucionarios» de los acusados. Ayer, por primera vez, el fiscal hizo mención a ciertas «responsabilidades» del fundador de la República Popular China en «las desgracias» que acarreó la revolución cultural.
Luchas por el poder
En relación con su oposición al actual hombre fuerte del régimen, Deng Xiaoping, la viuda de Mao declaró que «era justo y legal» oponerse a su afianzamiento en el poder, pero desmintió al tribunal que hubiera calificado a Deng como «un traidor a la nación china».
Junto a la petición oficial de pena de muerte para Jiang Qin, la Prensa china insistió ayer en el papel desgraciado de la viuda de Mao en la historia del país. Diario de Pekín la calificó de ser «ambiciosa» y preparar la sucesión de Mao para colocarse ella misma al frente del partido. Asimismo, un periódico de Cantón, Yangcheng Wanbao, la calificó de «criatura absolutamente inhumana». El mismo diario publicó el pasado domingo las transcripciones de veintiocho conversaciones de Jiang Qin, entre 1966 y 1970, en las cuales calumniaba a varios altos cuadros y dirigentes del partido.
Por otra parte, Diario de los Obreros publicó ayer un velado ataque contra el todavía presidente del PCCh, Hua Guofeng, a quien responsabiliza de los incidentes de la plaza Dienanmen, de Pekín, el 5 de abril de 1976, cuando se pretendía honrar la memoria del fallecido primer ministro Zhou Enlai.
El periódico acusó a «aquellos que dos años después de la caída de la banda de los cuatro se negaron a reconocer el papel del pueblo en los acontecimientos de Dienanmen».
Mientras estos ataques se producen, Hua Guofeng sigue sin aparecer en público, y todo confirma su pronta sustitución política por Hu Yaobang, secretario general del PCCh. Todos los diarios importantes de China consagraron sus primeras páginas el pasado domingo a honrar la memoria del ex primer ministro Zhou Enlai, con motivo de la aparición, el 1 de enero, de su primer volumen de Obras escogidas, siete días antes del quinto aniversario de su muerte. La Prensa resumió algunos párrafos del libro, subrayando aquellos en que Zhou previene contra el peligro de un culto a la personalidad de Mao.
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