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Entrevista:

Cunningham: "No creí que hiciera nada malo"

Laurie Cunningham purga estos días las consecuencias de su salida nocturna del sábado. Recluido en su chalé, aún sin amueblar, y acompañado de su novia y sus cuatro perros, medita su error: «No creí que hiciera nada malo, pero acepto la sanción que me pongan. Ahora sólo quiero que pase el tiempo y jugar. Sólo si juego bien puedo hacerme perdonar». La junta directiva del Madrid, reunida ayer, decidió prolongar la separación del jugador de la plantilla por el período de un mes, y le impuso además una multa de un millón de pesetas. La sanción no tiene precedentes en la historia del club.

Cunningham tiene su puerta cerrada a cal y canto, pero accedió a abrirla a dos redactores de EL PAIS. Su chalé, que acaba de comprarle a Benito, está situado a cierta distancia de Madrid, y aún no ha podido trasladar los muebles. Ni siquiera ha instalado cortinas, y durante el día acechan fuera los fotógrafos: «No sé cómo esto se ha hecho tan importante, pero yo prefiero no recibir a nadie. Tengo miedo, porque no domino el idioma, y puedo decir algo que no esté bien».

Me confundieron

Cuenta la aventura del sábado: «El médico me vio por la mañana, me dijo que estaba bien y me dio permiso para venir a casa, y me pidió que el lunes me pasara por la clínica para un reconocimiento. Por la tarde me vinieron a ver unos amigos. Me dijeron que si quería salir, me insistieron. Yo creí que estaba libre hasta el lunes y que no importaba que me acostara tarde, porque en mes y medio no puedo jugar, y accedí». Insiste en que no bailó: «Conmigo estaba Willy, un chico que está en el amateur y también es negro. Iba vestido muy parecido a mí, y él bailó mucho. Somos parecidos de estatura y aspecto. Algunas personas me saludaban, y luego verían en la pista a Willy y pensaron que era yo. Yo sólo fui una vez al lavabo, y al volver me moví un poco con la música. Mire la escayola que tengo. Nadie puede bailar con esto». Está escayolado hasta la altura de la rodilla.

Permaneció en la discoteca mucho tiempo: «Creo que hasta las tres y media». El club prescribe que los jugadores estén en su casa a las once de la noche. Sólo los lunes tienen permiso de salir hasta la una de la madrugada: «Pero yo entendí que estaba libre hasta el lunes. Ya sé que fue una equivocación, pero en ese momento no lo pensé». El domingo por la noche escuchó el programa radiofónico Hora 25, y supo que el club podría sancionarle: «El lunes por la mañana vino a buscarme un empleado del club, con un coche. Me llevaron al club y hablé con Fernández Trigo, el gerente. El me dijo que estaba apartado de la plantilla hasta que se aclarara todo. Me quedé triste. Entendí que había hecho algo rnal y que eso complica mi situación».

El martes por la tarde acudió otra vez a reconocimiento, y ayer por la mañana le reforzaron la escayola. El martes vio a García Hernández, operado ayer, en la consulta del médico: «Estuvo simpático conmigo. Yo no creo que los compañeros estén enfadados. Paula, lamujer de Benito, ha venido a vernos. No creo que estén enfadados. Pero he creado un problema al presidente y al club. Ahora estoy confundido y no quiero pensar en esto. Sólo quiero que pase el tiempo y jugar. Dicen que me van a multar. Yo pagaré la multa 37 lo que sea. Si he Inecho mal debo ser castigado. Pero sé que esto sólo se olvidará si juego bien».

Bajo rendimiento

Tiene quejas de la Prensa: «No me ha tratado bien. Se ha exagerado mucho». Se queja de que un periódico aprovechó para sacar en la última página una foto en la que le besan simultáneamente una blanca y una negra: «La blanca es mi novia, Nicky, y la negra mi madre. Y han utilizado eso como si fuera unjuerguista».

Todo se complica por su bajo rendimiento: «Hasta ahora no he jugado bien. No me he acostumbrado al fútbol del Madrid. En Inglaterra el balón va al hueco; aquí, al pie. Yo sé que soy yo quien debe cambiar de estilo, y lo intento, pero no es fácil. Pero este año estaba jugando mejor que el pasado, cuando ha ocurrido todo esto». No sabe cuál será su futuro, si el Madrid se desprenderá de él al acabar la temporada: «No sé. Hasta ahora he jugado mal, pero mejoraré. Yo quiero triunfar aquí, porque estoy en deuda con el club. De Carlos y Boskov han confiado en mí, y si no juego bien les perjudico».

Ahora ha reforzado seriamente su fama de adicto a las discotecas y a la vida nocturna: «Tendré que quedarme siempre en casa. Si ahora me ven otra vez en una discoteca se acaba todo. No puedo ni pensarlo. Ya he cometido el últímo error. Ahora sólo puedo pensar en jugar bien».

Sanción sin precedentes

La junta directiva decidió ayer la sanción a Cunningham, tras una reunión de hora y media de duración. Queda apartado de la plantilla por el período de un mes y debe pagar una multa de un millón de pesetas. Se encuentra que ha incumplido tres artículos del reglamento de la entidad: el que obliga a los jugadores a recluirse en casa a las once de la noche, el que les obliga a seguir las indicaciones del médico y el que les obliga a cuidar en todo momento de su estado físico. El mes que el jugador debe estar apartado del equipo no tendrá efectos negativos en lo que a su aportación al equipo se refiere, pues hasta dentro de cuarenta días no estará en condiciones de jugar. La multa sí es importante para el bolsillo del jugador, aunque éste tiene unos ingresos de quince millones al año.

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