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El saneamiento del sector británico del acero supondrá 20.000 despidos

Ian MacGregor, presidente de la Corporación Británica del Acero la BSC, presentó un plan para salvar esta industria en bancarrota, que puede suponer unos 20.000 despidos de aquí a marzo, si bien sólo, cerrarán algunas plantas de importancia secundaria. Ian Mac-Gregor es un industrial estadounidense que fue fichado para la BSC por más de trescientos millones de pesetas, en una polémica decisión gubernamental. Sin embargo, es uno de los pocos presidentes de la BSC que proviene del sector industrial metalúrgico.

Con el nuevo plan, presentado el viernes y que ha de ser aprobado por el Gobierno, MacGregor pretende que la industria llegue a una situación sin pérdidas ni beneficios para 1982-1983. La BSC es la industria nacionalizada que más pérdidas ha ocasionado al Estado británico.Cuando el Gobierno laborista de Harold Wilson volvió a nacionalizar gran parte de la industria del acero el Gobierno comenzó a ingresar dinero en sus cajas. La situación se ha invertido. De abril a septiembre de este año, señaló MacGregor, la BSC ha perdido más de 519.000 millones de pesetas, lo que representa más del doble que para el mismo período del año anterior, reduciendo su mercado en más de un 50%. Para 1980-1981 se prevén pérdidas sustancialmente superiores a 110.000 millones de pesetas.

El nuevo plan prevé que la BSC solicitará al Gobierno unos 21.600 millones el pesetas para cubrir los gastos ocasionados por los 20.000 despidos. En el presente año financiero se espera que el Gobierno adelante más de 216.000 millones de pesetas, para la "BSC, pero el nuevo plan prevé que esta contribución gubernamental se verá reducida a 1.30.000 millones para 1981-1982 y 74.000 millones para 1982-1981.

Detener las pérdidas

Este año, 185.000 millones provenientes de los contribuyentes han sido destinados al acero británico. «No creo que los contribuyentes vayan a aceptar esto durate mucho tiempo más», señaló lan MacGregor.MacGregor reducirá la capacidad productiva de la BSC en 600.000 toneladas anuales, lo que la dejará en 14,4 millones de toneladas, al año, una reducción menor de la esperada. El plan quiere que para marzo de 1982 se llegue a una producción que corresponda a un 90% de la capacidad productiva. La producción actual sólo alcanza un 64% de esta capacidad.

Con todo ello, el presidente de la British Steel pretende detener las pérdidas de la compañía, haciéndola más acorde con las necesidades del mercado. MacGregor señaló que los despidos eran necesarios, al haber disminuido la demanda de acero. Desde marzo de este año, la fuerza laboral de la BSC ha disminuido de 166.400 a 140.400 empleados. Sin embargo, se temía que los despidos previstos en el plan excediesen los 20.000 que ahora se proponen, aunque algo así podría ocurrir en el futuro, pues, como indicó MacGregor, «ningún puesto de trabajo está asegurado, ni siquiera el mío».

Ninguna de las grandes plantas metalúrgicas cerrará por ahora, sólo pequeños talleres de laminación, alguna acería y fundición de segunda importancia, lo que supone la pérdida de 7.500 puestos de trabajo. Las fábricas que cerrarán están casi todas situadas en Inglaterra, lo que resultará un alivio para los sindicatos, que temían grandes cierres en el sur de Gales y en Escocia, donde el desempleo es mucho más alto que en el resto del país.

La desaparición de los otros 12.000 o 13.000 puestos de trabajo corresponde a la parte del plan que pretende mejoras en la productividad, necesitando para ello la colaboración de los sindicatos. La productividad aumentará mejorando los métodos de trabajo y eliminando el exceso de mano de obra y las horas extraordinarias, que no sean estrictamente necesarias.

Los sindicatos han acogido el plan con cierto alivio, pero la oposición laborista ha planteado para el próximo martes un debate sobre el tema en el Parlamento.

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