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Mañana comienza en Bali (Indonesia) una de las más conflictivas conferencias de la OPEP

Con dos de sus miembros en guerra, los ministros de Petróleo de los trece países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) comienzan mañana, lunes, en esta ecuatoriana isla de los mares del Sur, dos días de reuniones para fijar el precio del petróleo para los primeros seis meses de 1981. Expertos internacionales esperan que los trece productores de crudo acuerden un incremento del precio del barril de petróleo de entre dos y cuatro dólares, con lo que el precio de referencia para el arabían light pasaría de treinta dólares a un mínimo de 32 dólares por barril.

Pese a las implicaciones políticas de la reunión, que presumiblemente reunirá en una misma mesa a dos países en guerra, todo indicaba ayer en Bali que el primer encuentro de la OPEP, desde el pasado septiembre, será tranquilo. Los buenos oficios del país anfitrión ante el resto del consorcio, y el compromiso negociado de ignorar la guerra que se libra en el golfo hacen presumir que los ministros de petróleo se limitarán a analizar la situación mundial del mercado de crudo y negociar una subida del precio del barril que no produzca graves trastornos a la economía mundial.El jeque Yamani, ministro de Petróleo de Arabia Saudí, señaló el viernes, en este sentido, que su país estaría dispuesto a alcanza un compromiso en el tema del precio, siempre que éste fuera respetado por la mayoría. La oferta que Yamani parece tener en mente es una subida de dos dólares en el precio de referencia, hasta 32 dólares por barril que sería trasladable a las tarifas más elevadas (de hasta 37 dólares), que el resto de países miembros del consorcio cobran por su crudo.

Esta tesis, sin embargo, no convence ni a algunos miembros considerados moderados del cártel, tal como los Emiratos Arabes Unidos, y mucho menos a los países radicales. Argelia, por ejemplo, aboga por un incremento del precio mucho más elevado y fuentes cercanas al ministro de Energía, Benahen Nabi, sugieren un incremento de cuatro dólares. Un compromiso en psiciones que no parecen, en principio, tan dispares, se considera bastante probable, incluso en los dos primeros días de la conferencia.

La guerra irano-iraquí

El interrogante que, sin embargo, se plantea en esta conferencia ordinaria de la OPEP no se refiere fundamentalmente a la cuestión de precios, sino al entorno político bajo el cual tiene lugar. Por culpa del conflicto irano-iraquí, la OPEP ha tenido que cancelar tres de sus reuniones previstas desde el pasado septiembre y, lo que es más importante, los planes del grupo moderado del consorcio para unificar los precios del crudo de acuerdo a una fórmula cuidadosamente elaborada en los dos años pasados se han visto abruptamente interrumpidos.Asimismo, el conflicto en el golfo ha interrumpido casi en su totalidad las exportaciones de crudo de los dos países en guerra (Irán e Irak), cuya ausencia en el mercado mundial (conjuntamente exportaban casi cuatro millones diarios de barriles) ha dejado un déficit diario del orden de los dos millones de barriles. La reanudación reciente de las exportaciones por parte de Irak y un intento por el lado iraní en el mismo sentido han permitido aliviar en las semanas recientes este mercado, que no ha conocido una explosión en precios gracias a los altos niveles de existencias de los países consumidores. Aún así, el precio en el mercado libre del petróleo ha alcanzado los 43-44 dólares por barril, diez dólares más que el precio oficial.

Tendiencia más favorable para los países consumidores

Normalmente, los paíseis más radicales del consorcio han seguido la pauta mareada por el mercado libre para proponer subidas paralelas en el precio oficial. Sin embargo, esta vez parece poco probable que se produzca esta situación ya que, pese a la guerra en el golfo, la tendencia del mercado en 1981 y 1982 se presenta más favorablemente para los países consumidores. Esto es, en parte, consecuencia de la contracción de la demanda de crudo que se producirá por el descenso o estancamiento de la actividad económica en los países industriales.En este contexto, y con objeto de eliminar tensiones en el mercado, los países consumidores acordaron esta semana pasada, en París, reducir su demanda de petróleo en un 10% durante 1981 y seguir así el consejo de la OPEP de ahorrar una fuente energética, el petróleo, llamada paulatinamente a desaparecer. Esta decisión fue favorablemente recibida por el ministro de Petróleo de Arabla Saudí jeque Yamani, que el pasado jueves se reunió en Jedah, Arabia Saudí, con el ministro de Energía de Estados Unidos, Charles Ducan.

Con la reducción del 10% en las importaciones de crudo de los países industriales (incluida España) se pretende restar al consorcio un argumento que justificaría una reducción en sus propios niveles de producción, estimados actualmente en torno a los veintiséis millones diarios de barriíes. Los países radicales del consorcio quieren presionar, en Bali, en favor de la entrada en vigor de los acuerdos de Viena del pasado septiembre, que hablaban de una reducción escalonada del 10% en los niveles de producción de la OPEP.

Sin embargo, Arabia Saudí no es particiaria de que la OPEP acuerde unilateralmente una reducción en sus volúmenes de producción, ya que, según Yamani, se desestabilizaría aún más el mercado, ya enormemente irregular como consecuencia del conflicto. Arabla Saudí, incluso, ha llegado a estimular su propia producción (incrementándola de 8,5 a 10,3 millones en el pasado año), para así evitar un colapso en el mercado.

Posible liberación del ministro iraní de Petróleo

Otra dificultad de la reunión de Bali es la representación de Irán en la conferencia. El ministro de Petróleo de Irán se encuentra prisionero en manos de Irak desde el pasado mes de octubre y Bagdad ha señalado que considera al que oficialmente tiene que llevar la representación oficial de su país en la conferencia un prisionero de guerra. El ministro fue capturado en las cercanías de la refinería de Abadán por un comando iraquí, cuando aquél inspeccionaba los daños causados a la refinería por la guerra.Irán había indicado que no asistiría a Bali mientras su ministro de Petróleo no fuera puesto en libertad. Ahora parece, o al menos eso se espera en Bali, que los iraquíes van a traer a su prisionero a la conferencia de Bali para dejarlo en libertad como un gesto de buena voluntad. Pese a este gesto, se considera en medios bien informados que no será suficiente para evitar una posible sorpresa política en el curso de la conferencia, que se promete como una de las más conflictivas de la OPEP desde su fundación, hace veinte años.

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