El primer día en que los Beatles actuaron en España
El primer día que actuaron los Beatles en España (Madrid, 2 de junio de 1965) tan sólo 5.000 personas se decidieron a verles en directo en la plaza de toros de Las Ventas. Otros muchos jóvenes no pudieron hacerlo, bien por la vigilancia policial, por la prohibición expresa de sus padres o porque, sencillamente, los Beatles, con tan sólo tres elepés en el mercado, no habían sido todavía descubiertos, en la España aislada y puritana de los años sesenta. John Lennon, ya entonces, llevó la voz cantante, aunque sólo fuera por el sombrero cordobés que lució durante todo el concierto.
Personas que acudieron a aquel recital dicen que había mucha policía por los alrededores de la plaza de toros e incluso por todas las estaciones de Metro contiguas. Las fuerzas de seguridad no querían «disturbios» en España en torno a un grupo de «melenudos» que ya habían revolucionado la audición de recitales en algunos países de Europa. Además, unos días antes, en la misma plaza, un numeroso grupo de fans de los Beatles habían destrozado diversos aparatos y habían ocasionado desperfectos en el ruedo porque, cuando creían que los que iban a actuar eran los ingleses, en realidad aparecieron los miembros del conjunto americano The Beatles.Esta confusión de nombres era un signo más de que todavía los Beatles no habían arraigado en España. Por si esto fuera poco, las entradas tenían un buen precio: 400 pesetas las de silla de arena, y 75 las más baratas, de andanada. La policía, con sus controles, cargas a caballo y la manía de dispersar a aquellos grupos con más de cinco personas, se encargó del resto. Lo pagaron los «descamisados» y «gente de mala pinta».
Un testigo de excepción y a la vez protagonista de aquel recital de los Beatles, que luego se repetiría en Barcelona, fue Toni Luz, uno de los miembros del conjunto Los Pekenikes, que actuó junto con otro grupo inglés y un conjunto de variedades en el concierto. «Fue una experiencia divertida e impresionante», dice Toni Luz. «Llegaron en un coche grande y negro justo hasta el comienzo del ruedo. Todos ellos vestidos de negro, con camisa blanca y corbata negra. Nada de melenas largas. Unicamente sus flequillos característicos, pero sin mucho pelo. No pudimos hablar con ellos, ni siquiera saludarles, pero, aunque los teníamos como un mito, como algo inalcanzable, comprobamos que también eran de carne y hueso.
«Aunque el sonido en directo fue bastante malo, no sé si porque los equipos eran españoles», añade Toni Luz, «había algo especial en sus intervenciones, una especie de magnetismo que hacía incluso que la gente saliera a bailar rock a los espacios libres. Y la verdad es que había muchos espacios libres».
«John Lennon», dice el ex, miembro de los antiguos Pekenikes, «no se quitó en toda la actuación el sombrero cordobés; tocó guitarra acústica y eléctrica, y se colgó un soporte metálico para la armónica. Lennon era, sin duda, el más rockero, y el más corrosivo».
Ruptura generacional
En 1965, la beatlemania comenzaba a airearse tímidamente en los medios de comunicación, fundamentalmente en la radio. Desde la Cadena Ser, Joaquín Luqui, Tomás Martín Blanco o Rafael Revert corrían a Londres a comprar los nuevos discos de los Beatles, porque en España era impensable encontrarlos. Rafael Revert cree que tanto el precio como el clima de miedo influyeron en el escaso número de personas que acudió a la plaza de toros. «Además, los fans de aquella época no estaban acostumbrados a este tipo de conciertos. Los que fueron a aquél eran fans de pura cepa. No hubo ni siquiera periodistas». Sobre Lennon, Revert opina: «Era, junto con Paul Mac Cartney, el puntal del grupo, sus composiciones, sus mensajes, llegaron a millones de personas de todo el mundo y supusieron una ruptura generacional incluso superior a la que produjo Elvis Presley. Los Beatles cambiaron no sólo la música, sino la forma de vestirse y otras formas de conducta juvenil».
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