Cien diputados democristianos italianos piden una "limpieza moral" de su partido

Cien diputados de la Democracia Cristiana, pertenecientes a diversos grupos internos del partido, han desafiado ayer a sus propios dirigentes difundiendo un documento clamoroso en el que se pide al presidente de la DC, Forlani, y al secretario general, Piccoli, que «limpien moralmente al partido», como única forma de conservar un mínimo de credibilidad de cara a la opinión pública, que en 35 años de poder democristiano no ha estado nunca tan decepcionada por el partido de la mayoría relativa.

Estos cien diputados, a los que se les llama «peones», por tratarse de un grupo inquieto de la base del partido que nunca ha conseguido ni voz ni voto, piden ahora en el documento, que será presentado ante el próximo consejo nacional, que frente a la oleada de escándalos la Democracia Cristiana responda «limpiando todos los rincones de nuestra casa».Concretamente reivindican que se acabe con la financiación oculta de algunos grupos dentro del partido; con las afiliaciones falsas al partido, «hechas en base a la guía telefónica; la imposición de una edad de jubilación para los políticos y de un límite de tiempo para los cargos dentro del partido; un control público sobre el patrimonio de los políticos democristianos y su declaración de la renta, y la conformidad de los estatutos del partido con la Constitución».

El documento de los «jóvenes democristianos rebeldes» ha causado un gran impacto en el mundo político.

¿Quiénes son estos parlamentarios rebeldes? Se trata, en general, de diputados «sin cargos» y que no pertenecen a un grupo concreto. Rechazan el mal crónico de la DC: los grupos internos o corrientes, como se las llama aquí, y que son auténticos «partidos dentro del partido», hasta el punto que alguien ha hablado de un partido «confederal». En la práctica se trata de un grupo muy diverso, en el que hay amigos de Zaccagnini, es decir, de la izquierda del partido; amigos de Agnelli, los industriales milaneses que desean un partido liberal democrático, y muchos intelectuales.