Los obispos quieren mayor transparencia en el sistema de sucesión del cardenal Tarancón
«Ahora los obispos ya pueden exigirnos un poco más, después de haber tomado café con ellos». Con estas palabras describía el presidente de la Confederación Española de Religiosos (Confer) el clima de entendimiento que había presidido los debates entre religiosos y obispos.
No se llegará a un documento conjunto, pero los obispos, antes de despedirse, votarán sobre cuatro temas que son las aportaciones de los distintos grupos de trabajo al documento base. Se refieren a la coordinación de la pastoral diocesana, a la mejora del sistema de comunicación entre las dos entidades, a una mayor presencia de los religiosos en los órganos de la diócesis y a la elaboración de una política común para el nombramiento de cargos diocesanos.Este buen sabor de boca va de par con una clara conciencia de que queda mucho por andar. Ni el tiempo ni la maduración doctrinal en curso permiten dar una «reinterpretación» adecuada, como pedía el cardenal Tarancón, a temas tan propios de los religiosos como su derecho de exención, que les permitía funcionar sin control de los obispos. Tampoco se ha podido estudiar en detalle la política de los religiosos en los distintos campos de la sociedad.
En la conferencia de Prensa, dirigida por el obispo Montero, el presidente de la Federación de Religiosos de la Enseñanza y el arzobispo Suquía, se aclaró que no se ha hablado del Opus Dei, porque el Opus es un instituto secular y aquí se trata de religiosos y religiosas.
La sucesión de Tarancón al frente de la Conferencia Episcopal permanece en el horizonte de la Asamblea Plenaria. Aunque no se descarta la posibilidad de que, al final, se presenten listas de candidatos, lo que realmente preocupa es sustituir el espontaneísmo hasta ahora vigente por un sistema más colegiado y abierto que permita a todos los obispos saber qué candidatos están en liza. La fuerte personalidad del cardenal Tarancón no tiene, por el momento, un sustituto.
El arzobispo de Santiago, Angel Suquía, manifestaba que «la situación cambia y que hay que buscar un hombre adaptado a esta nueva situación». Aunque no parece existir una presión directa del Papa, parece cierto que el cambio que él ha dado en la Iglesia universal forma parte de esa nueva situación.
La Asamblea Plenaria no se siente bajo fuertes presiones externas, manifestaba el obispo Montero, por lo que no es seguro que los obispos se manifiesten sobre el terrorismo o cualquier circunstancia no prevista en el orden del día.
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