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La revista "Le Point" destaca el mal momento de las relaciones entre España y Francia

París y Madrid «nunca han estado tan separadas», afirma de manera sensacional el semanario Le Point, liberal, en un amplio informe en el que analiza las relaciones franco-españolas tras la reciente visita a París del ministro español de Exteriores, José Pedro Pérez-Llorca. Esa misma fuente asegura que durante ese viaje las autoridades galas le hicieron saber que no era deseable un desplazamiento a París del ministro del Interior Juan José Rosón. Por su parte, el vespertino independiente Le Monde, en su editorial de primera página, señala expresamente al presidente Adolfo Suárez como «el principal responsable del clima deletéreo español».Los carteles anunciadores del semanario Le Point, que desde el domingo último llamaban la atención en los quioscos y espacios publicitarios de la capital francesa, aparecía la leyenda que figura en la portada de la revista, y que dice así: «Madrid-París; el enfado». En el interior, un informe de dos páginas comienza recordando que «evidentemente, siguen existiendo los Pirineos entre España y Francia», como consecuencia de la distinta visión sobre el problema vasco de los dos países.

Según deja traslucir el informe, las fuentes que han proporcionado los datos referentes a la visita de Pérez-Llorca y, en general, al contencioso vasco hispano-francés, han sido los servicios del primer ministro, Raymond Barre, y los del ministro de Exteriores, Jean François Poncet, que fueron los interlocutores del ministro español.

«Nunca las relaciones entre ambos países han estado tan envenenadas tras la muerte de Franco», dice Le Point antes de analizar las causas de esta confrontación entre París y Madrid.

La extradición

De igual manera que Francia concedió la extradición del abogado alemán del grupo Baader-Meinhof Klaus Croissant, y de los italianos Francesco Piperno y Marco Affatigato, las autoridades españolas, según la fuente referida, desearían que Francia «les entregara, muy en secreto, porque es necesario actuar rápidamente, a 130 vascos que cambian continuamente de identidad». Los responsables franceses estimarían que ya hacen todo lo que les es posible en materia de colaboración policial y que, de hecho, para el Gobierno español lo más cómodo «es imputar a la mala voluntad francesa la continuación o el recrudecimiento de los atentados». Que Francia debe actuar de tal modo que no ponga en peligro «las empresas, firmas o bancos franceses que ya han padecido las represalias de ETA en España» y que Francia vive vísperas electorales. Raymond Barre concretamente, según Le Point, no ha olvidado el trato «insultante, vulgar sobre todo», que recibió en Madrid durante su última visita a España.

Dos de las tres grandes emisoras francesas, ayer, más sucintamente, expresaban el mismo juicio referente a las relaciones franco-españolas. EL PAIS, a lo largo de la jornada de ayer, interrogó a los partidos políticos y los medios informativos más importantes de la Prensa escrita. En todos los casos se conviene en que «el problema vasco es español» y que Francia no puede ir más allá en materia de colaboración policial. De hecho, todo lo expuesto por Le Point y demás medios representativos de la opinión francesa no es nuevo. Los franceses, por intereses propios, han visto siempre la cuestión vasca de una cierta manera y no han variado su comportamiento.

Por su parte, el diario Le Monde, que no pocas veces en sus editoriales refleja el fundamento de la política exterior francesa, refiriéndose a la manifestación de la extrema derecha en la plaza de Oriente y, en general, a la situación actual española, remataba así su columna editorial de la primera página: «España no está al borde de la guerra civil. El principal responsable del clima deletéreo actual, en el que la manifestación del domingo adquiere una resonancia inquietante, es paradójicamente el mismo que con el Rey ha contribuido más a la democratización: Adolfo Suárez. No es sano que el mismo hombre que consiguió el desmantelamiento de la dictadura, pero que ha fracasacto ante el terrorismo y ante la situación económica, se perpetúe a la cabeza de un Gobierno».

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