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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Lady Mao

EL ACTO votivo que con el nombre de juicio o proceso comenzará hoy o mañana en Pekín contra la «banda de los cuatro» tiene la intención, apenas sutil, de limpiar a la China actual de las formas agresivas de la política de¡ pasado inmediato, pero dejando intacto hasta donde sea posible el nombre y la sabiduría de Mao, sobre quien todavía pesa la mayoría de la adhesión popular. Seria la esposa de Mao la que, como « Lady Macbeth», aparecería culpable principal de haber forzado la actuación de su esposo, haberle llevado por malos caminos: más allá de Shakespeare, tal vez fuese ella y sus tres cómplices quien el hubieran precipitado la muerte del guía histórico, según algunas de las acusaciones. Cubren éstas una amplia gama, que va desde la celebración de orgías sexuales y la contemplación de películas pornográficas hasta la comisión de 34.000 asesinatos políticos en- el tiempo de la revolución cultura¡ y la persecución de 500.000 personas; entre ellas, algunas de las que ocupan hoy puestos de poder.Desde hace años, aún en vida de Mao y en la de Chu En-lai, China ha tratado de invertir en lo posible una forma de revolución que le ha supuesto. progresos trascendentales en muchos aspectos -independencia definitiva del extranjero que la explotó y la hizo miserable, elevación del nivel de vida, y de la longevidad, posesión de armas atómicas con sus correspondientes vectores-, pero que probablemente, a juicio de sus dirigentes, ofrecía, escasas posibilidades para el futuro y se habla estancado. Una larga paciencia, un gran desprecio por las contradicciones y la concurrencia de circunstancias mundiales específicas han favorecido ésos propósitos, hasta llegar a un punto importante en el equilibrio mundial y en el cambio de objetivos económicos y sociales, conservando aún la comodidad de un régimen de estructura comunista, comodidad dirigente en cuanto a la seguridad de un trabajo barato, de una dirección disciplinada de la sociedad e incluso de una oferta a los nuevos amigos extranjeros de garantía de sus inversiones y de seguridad en su apoyo militar si el caso sucediera. Cualquier vistazo a la historia nos enseñará que todas las grandes revoluciones han terminado en la esclerosis: el esfuerzo chino por salir de ese destino y aprovechar cada conquista para evolucionar hacia lo que sus dirigentes creen mejor tiene una característica de. excepción histórica y representa una importante dosis de lucidez y de osadia por quienes lo han emprendido, independienteniente, claro, de cuáles puedan ser sus resultados finales y de la sensación de deserción que puedan ten ir los movimientos de rebeldía en el mundo, que un día creyeron que China podría ejercer el papel en el que la UPSS no les había resultado satisfactoria.

Pero no es fácil de aceptar la idea de que el exorcismo del pasado Pase por la localización exclusiva en cuatro personas de los caminos políticos seguidos en otros tiempos, ni que se cargue sobre las manos de la viuda de Mao, como sobre las de lady Macbeth, toda la sangre vertida, «que todos los perfumes de Arabia no podrían lavar». Ni es fácil de aceptar que la aproximación a otros valores éticos y políticos que está realizando China pase por un proceso sin garantías con todas las características de lo que históricamente se ha llamado «purga sangrienta». No se trata ahora de discriminar si los «cuatro» han sido culpables o inocentes, desde el momento en que las no ciones de inocencia y culpabilidad en política son siempre confusas: pero sí de advertir que, de haber culpabilidad, sería probablemente más difusa y más amplia y abarcaría a muchos de los que hoy están en el poder y juzgan, y de que China pueda dar un paso atrás considerable con un proceso inventado en la estima y la amistad de quienes hoy se aproximan a ella. Tal corno está enfocado el pro ceso, y por la magnitud de las acusaciones derrochadas sobre los cuatro detenidos, que aparecen en estado de indefensión jurídica, es de temer que acabe en condenas capitales y en ejecuciones. Nada de eso favorecerla a la ,imagen que China quiere elaborar para su nuevo desarrollo. Ya en estos momentos es difícil, comprender cómo los principales fiscales mundiales de las violaciones de los derechos humanos apartan cuidadosamente el nombre de China de sus actas, el proceso es un signo externo demasiado visible como para soslayarlo por conveniencias de la política internacional.

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