El reto de ETA

Un periódico no tiene autoridad de ningún tipo ni una específica competencia en la materia como para indicar siquiera cuál debe ser el carácter y la estrategia de esta lucha; son el Estado y los cuerpos policiales los que tendrán que decir su palabra. Pero, sin duda, hay hechos y hechos luctuosos que son del dominio público y sobre los que la opinión pública se interroga tan pesarosa como desorientada. ¿Es que esa desesperada acción de ETA va a significar que tendremos que esperar nuevos y brutales asesinatos sin poder hacer nada? ¿Es que no es posible una cobertura para las Fuerzas de Orden Público que evite que se las abata de la manera más repugnante y cobarde, pero aparentemente también con la mayor facilidad e impunidad? ¿Se hace algo o es posible hacer algo, por otra parte, respecto a los jefes de la organización, que el señor ministro del Interior informó que se encontraban en Francia y que desde allí impartían sus consignas de sangre y muerte? Estas y otras preguntas están en la calle, y, de alguna manera, el Ministerio del Interior debería estar más frecuentemente en contacto con la opinión pública para informarla en la medida de lo posible de la realidad, los esfuerzos, y la lucha contra el terroris -no e incluso de las dificultades y fracasos. Al fin y al cabo, nada desea más ardientemente el pueblo español que el fin de esta pesadilla de sangre, y, al fin y al cabo, éstá todo el pueblo español comprometido con esa lucha: nada puece confortarlo ni animarlo tanto como saber y estar informado, ser respondido a sus preguntas e inquietudes. 13 de noviembre