Existen recorridos cómodos y seguros
El uso de la bicicleta como paseo se ha reducido hasta hace bien poco tiempo en España a los veranos. Cuando los fines de semana y los chalés o los pisos en las urbanizaciones cercanas a las, capitales tomaron carta de naturaleza en el ocio y el tiempo libre se encontraron otros momentos y lugares apropiados. El paso siguiente de encontrar otro hueco en la propia vida diaria lo pide ya el caos circulatorio, el estrés, la economía y la salud. A lo largo de la semana, al igual que se encuentra tiempo para «lo que interesa», Madrid, concretamente, tiene multitud de recorridos perfectamente válidós para realizarlos en bicicleta.Para empezar, la dirección norte-sur, plaza de Castilla-Atocha, descendente en el sentido citado, es un trazado sin problema alguno, rápido y cómodo. La subida sur-norte es muy suave, y con un pedaleo que no requiere apenas esfuerzo se consigue. Tiene la ventaja, además, de que el carril-bus va aparte en la mayoría del trayecto. Como el carril de automóviles lento es más ancho que los otros dos -quitarle metro y medio para la bicicleta no sería problema en un futuro próximo-, si el ciclista rueda bien a su derecha, como debe circular siempre, el peligro es mínimo. Precisamente a causa del carril-bus en la misma calzada, que obliga al ciclista a no pegarse demasiado a la raya gruesa para dejar sitio suficiente a los autobuses, son más peligrosas las subidas por la antigua García Morato y Bravo Murillo, más al oeste. Pero igual de suaves. Todo es cuestión de armarse de paciencia, pues, aunque fáciles, obligan a pedalear casi continuamente. Cada uno debe encontrar su ritmo -bicicleta y cambios adecuados se dan por supuestos- sin forzar. No hace falta. Sí es imprescindible en este caso, en cambio, al resultar más complicado el camino, ir siempre en línea que no haga zig-zag.
Más al este existen otros ejemplos de calles perfectamente asequibles, como Príncipe de Vergara o Arturo Soria. Ambas tienen ya subidas y bajadas, pero también suaves. La primera se puede recorrer sin coches los días festivos, aunque para adultos, por su anchura, se comprueba que no es necesario cerrarla al tráfico.
Soluciones a las cuestas
La calle de la Princesa, volviendo al oeste, con la continuación hacia la Ciudad Universitaria, es otro trazado sin problemas. Las cuestas en esa zona son largas, pero suaves. Los problemas sí comienzan, en cambio, como anticipo de la dirección este-oeste de Madrid, en zonas como Santa María de la Cabeza, Embajadores o San Bernardo -mucho menos Hortaleza y FuencarralEfectivamente, existen trozos como el último citado, entre Noviciado y la glorieta de Ruiz Jiménez (y no digamos la cuesta de Toledo, por ejemplo), que no merece la pena para mucha gente subirlos en bicicleta o simplemente que no podrán. Pero lo mismo que esto es una realidad, también es evidente que se trata de recorridos muy concretos y que perfectamente se pueden realizar andando, empujando la bici, sin vergüenza. Aun así, que también se hace ejercicio, es muy posible que se llegue antes al sitio deseado que en otros medios de transporte.
En dirección este-oeste, Madrid ofrece mayores dificultades orográficas, pero lo mismo que existen soluciones como la citada, también se cuenta con caminos adecuados para evitar cuestas inútiles. Si usted quiere, por poner un caso, «subir» desde la Castellana a la zona del eje San Bernardo-Quevedo-Cuatro Caminos, no lo haga por Génova, Ríos Rosas o Raimundo Fernández Villaverde. Le será más cómodo, aunque tarde más -pero ya sabe que la bicicleta está reñida con la prisa-, hacerlo por Mejía Lequerica, que es una cuesta más corta y asequible; seguir por Barceló y salir a Fuencarral hasta la glorieta de Bilbao. Con una «ese» se habrá evitado unas subidas seguidas más pronunciadas.
Otro ejemplo puede ser el de los cruces de la M-30 -donde ya el circulsr es tan peligroso como en wretera por el arcén- No baje hasta ella para luego tener que subir, vaya en el sentido que vaya. Crúcela por los puentes que existen. De esta forma ahorrará esfuerzos inútiles. No se debe olvidar que el camino ideal de la bicicleta es el llano. Si existen bajadas momentáneamente cómodas, luego habrá que subir y eso no interesa. Precisamente por ello «el corte» que produce el cauce del Manzanares aísla realmente zonas de, Madrid, aunque pueden comunicarse muchos trayectos sin salir de ellas. Como siempre, la cuestión es encontrar cada uno «su recorrido y momento adecuados».
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